El 14 de mayo de 2006 fue la eclosión y presentación mediática del actual movimiento popular por la vivienda digna. Ese día, miles y miles de personas, convocadas de forma anónima por internet y sms, salimos a la calle para reivindicar el derecho de acceso a una vivienda digna. No es que la lucha por la vivienda digna surgiera ese día, pero sí fue un pequeño «salto adelante» que contribuyó decisivamente a visualizar el problema e impulsar el actual debate social sobre la vivienda y el urbanismo.
Las sentadas espontáneas reivindicativas fueron el origen de Asambleas por la vivienda digna en las principales ciudades de España. El año de lucha transcurrido ha consolidado las primeras que surgieron, ha permitido crear nuevas asambleas en otras ciudades, dotarlas de una cierta coordinación (www.vdevivienda.net) y multiplicar las manifestaciones, sentadas, acciones imaginativas y mediáticas por la vivienda digna. Las Asambleas y el conjunto del movimiento por la vivienda digna, han conseguido trasladar al resto de la población el debate sobre la vivienda, poniendo en cuestión algunas de las bases de esta «ladrillocracia» en la que la soberanía popular ha sido sustituida por el dios dinero, el interés general por el interés del ladrillo y la honradez y solidaridad colectiva por una asfixiante corrupción moral y política de la sociedad.
En Madrid, la Asamblea contra la precariedad y por la vivienda digna, decidió desde su creación que la vivienda no era una cuestión aislada del resto de la problemática económica y del conflicto social. Descartó salidas reformistas, parciales o individuales al problema de la vivienda, y decidió profundizar en las causas del problema (el urbanismo y la vivienda reducidos a negocio y mercancía, sacrificada su función social y de uso en el altar de la especulación inmobiliaria) para plantear soluciones y no meros parches. Este año de trabajo ha servido a las Asambleas, con sus especificidades y ritmos propios, para realizar sus análisis, debatir y generar sus contenidos y propuestas sobre vivienda. Un trabajado e importante avance que ha permitido a las Asambleas, a pesar de sus limitaciones, empezar a marcar el discurso político y público sobre vivienda, desechar las tradicionales recetas capitalistas (liberalización del suelo, VPO compra) y recuperar otras abandonadas (cuestionar el papel del mercado y la propiedad privada, reivindicar el valor de uso de la vivienda y actuar sobre las viviendas vacías).
La Asamblea contra la precariedad y por la vivienda digna de Madrid se define como democrática, horizontal y abierta. Su trabajo se organiza a través de varias comisiones, encargadas de desarrollar los acuerdos y propuestas surgidos de los plenarios de la Asamblea. En la medida que el movimiento ha crecido y se ha consolidado, en algunas de las ciudades con Asambleas más potentes (Madrid, Barcelona) han surgido asambleas en sus barrios y en poblaciones cercanas. Esta capilarización del movimiento debe permitir un mayor acercamiento a realidades concretas y el trabajo a pie de calle, sirviendo para potenciar el movimiento en su conjunto pero sin descuidar ni perder la perspectiva global de cambio del modelo de vivienda, urbanismo y sociedad que defienden las Asambleas «metropolitanas».
Durante este año se ha conseguido una creciente coordinación entre las distintas Asambleas «Vdevivienda», sus movilizaciones y lemas. Para que las Asambleas logren un salto cualitativo y se conviertan en un verdadero movimiento de masas a nivel estatal que cuestione la lógica del ladrillo de esta sociedad, es necesario profundizar en la coordinación y organización de las diferentes Asambleas en torno a unos contenidos y reivindicaciones «potentes» sobre vivienda y precariedad, que vayan a la raíz del problema (la situación no está para tiritas o parches), al tiempo que se mantiene una práctica democrática radical en las Asambleas y el carácter imaginativo y reivindicativo de las acciones y protestas, que han contribuido a que tanta gente no organizada o concienciada previamente (junto a otros muchos que sí lo estaban) se hayan sumado a esta lucha justa.
Pasada la «subasta electoral» de los partidos para obtener el voto de la población, las diferentes Asambleas (y en concreto la de Madrid) somos conscientes que vamos a tener que continuar en la calle reivindicando el derecho de acceso a una vivienda digna. Los partidos no han recogido las reivindicaciones ciudadanas y hay pocas esperanzas de lo que puedan hacer, ninguna si nos atenemos a las políticas de vivienda desarrolladas hasta la fecha. Por tanto, ahora que los candidatos olvidan sus grandes promesas hasta la siguiente convocatoria electoral, las Asambleas debemos seguir organizando la rabia para lograr que además de hablar mucho del problema de la vivienda se consigan mejoras y conquistas reales. Además, el propio desarrollo del movimiento de la vivienda digna debe contribuir a organizar, argumentar y articular una crítica y alternativa real a este modelo socioeconómico injusto y excluyente llamado capitalismo.
Los derechos no se compran, tampoco se mendigan. La vivienda es un derecho y no un negocio.
Análisis y propuestas sobre vivienda y precariedad
La vivienda es una necesidad vital y por tanto el acceso a la misma debe ser un derecho universal garantizado para toda la población, entendido como derecho a un alojamiento digno a un coste asequible fuera de los mecanismos del mercado y la propiedad privada. Para lograrlo, el dinero de los presupuestos públicos debe destinarse a garantizar el alquiler social y dejar de subsidiar el capitalismo popular del ladrillo.
Los contenidos de vivienda de la Asamblea de Madrid se articulan en torno a cuatro ejes:
lComo prioridad, rehabilitar y recuperar la ciudad existente y dar uso a las viviendas vacías, acabando con el actual modelo de expansión urbana constante. Allí donde sean necesarias viviendas para vivir, fijar un fuerte impuesto a las viviendas vacías que no se cedan a una bolsa pública de alquiler no lucrativo.
lMoratoria urbanística y en la «creación» de nuevo suelo urbano. Todo el suelo debe declararse protegido y únicamente bajo circunstancias que claramente lo justifiquen incorporarse al proceso urbanístico. La Ley del Suelo debe abaratar de forma real las expropiaciones de suelo para vivienda pública en alquiler.
Allí donde las viviendas existentes no sean suficientes, promover parques públicos de vivienda en alquiler social no lucrativo, edificados mediante una constructora pública. Las condiciones dignas deben cubrir tanto a los habitantes de las viviendas como a los que las construyen, y con el dinero de todos no debe subvencionarse la especulación inmobiliaria ni la explotación laboral.
Promover unas ciudades, un urbanismo, un medio ambiente y un desarrollo territorial al servicio de la población y no al servicio de los dueños del suelo y los intereses del ladrillo. El pueblo debe tener una participación directa, real y democrática en todo el proceso urbanístico, sometiendo a referéndum los planes urbanísticos.
La Asamblea defiende un acceso más justo de toda la población (y no solo de una minoría) a la riqueza generada entre todos. La precariedad es un concepto amplio que cada vez presiona un mayor número de aspectos de nuestra vida (no solo laborales). La precariedad antes era un peaje «temporal» a pagar por jóvenes y otros colectivos «desfavorecidos», que cada vez se generaliza más a toda la población como una profunda reforma laboral encubierta y permanente, erosionando las conquistas sociolaborales alcanzadas. La carestía de la vivienda (hipoteca, alquiler) y la precariedad se retroalimentan en un chantaje que obliga a aceptar recortes y condiciones laborales a la baja e impone la necesidad de dos salarios para poder sobrevivir. La lucha contra la precariedad hay que enmarcarla en un proceso de mejoras sociales globales en este país y en el resto del mundo, ya que las conquistas sociales se universalizan o perecen fruto de la globalización capitalista como bien muestran las deslocalizaciones.
Algunas medidas para combatir la precariedad pasarían por:
1) Establecer una renta social básica universal, que permita empezar a romper el chantaje establecido por unas condiciones sociolaborales a la baja.
2) Repartir el tiempo de trabajo sin reducción salarial, como forma de reapropiación de la riqueza generada.
3) Actuar sobre los elementos más graves de precariedad laboral: el abuso de la contratación temporal y la cesión de su gestión a manos privadas (ETT´s, subcontratas, empresas de cesión de trabajadores y prestación de servicios), fuerte subida del salario mínimo, actuar sobre las causas empresariales de los accidentes de trabajo,…
4) Acabar con la mercantilización y/o privatización de empresas y servicios públicos, cuestionar el modelo vigente que otorga todo el peso económico al sector privado y limita la actuación pública y colectiva a la de mero espectador y reduce nuestra ciudadanía y participación democrática a la de simples consumidores.
5) Recuperar la existencia de una banca pública, que permita el acceso más asequible y justo a la financiación e impulse proyectos de interés social.
6) Impulso al autoempleo, las cooperativas y otras formas de trabajo y economía social, que permitan ir abriendo brecha en la lógica actual del lucro privado como motor de la sociedad y la actividad productiva.
* Economista de CCOO, militante del Caum y Asamblea contra
la precariedad y la vivienda digna.