Durante las dos últimas legislaturas, el gobierno del Partido Popular en la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha una agresiva política de potenciación de los Colegios Privados Concertados en toda la región. La ejecución práctica de esta dinámica se ha llevado a cabo desde una Consejería de Educación que, lejos de desarrollar sus propias competencias apoyando y mejorando la enseñanza pública, se ha dedicado a sentar las bases de un modelo que está convirtiendo la escuela pública en subsidiaria de la privada orientándola fundamentalmente a familias con pocos recursos.
Todo esto, aun siendo importante, es solo la punta del iceberg. Con la adjudicación de Colegios Privados Concertados, la derecha madrileña ha puesto en marcha un astuto método para obtener enormes beneficios políticos y económicos, además de potenciar su hegemonía sociocultural. La jugada, diseñada por el Consejero de Educación, Luis Peral, y continuada por su sucesora en el cargo, Lucia Figar, es la siguiente: la Consejería de Educación saca a concurso un terreno público que suele ser otorgado a alguno de los grupos de presión que conforman el ámbito de influencia de la derecha madrileña, como Legionarios de Cristo, Opus, etc. o cualquiera de sus franquicias. El precio es testimonial y no tiene nada que ver con el valor real del suelo. Esto, además de implicar una privatización descarada del espacio público, supone la apuesta por un determinado tipo de escuela: clasista, conservadora y confesional.
La Comunidad de Madrid ha sacado a concurso colegios de este tipo en la mayoría de los distritos de la capital y en muchos de los pueblos de la región. En algunos casos la jugada ha podido esconder una nueva variante de especulación urbanística consistente en sacar a concurso el terreno para la construcción de un Colegio Privado Concertado y posteriormente otor-gárselo a una entidad educativa que ya posee unas instalaciones en marcha en otra zona de la región. La entidad adjudicataria trasladará sus instalaciones dejando libre el solar anterior, en el que podrá construir viviendas o bienvender el solar a un tercero para que las construya. En ambos casos obtendrá grandes beneficios. No hace falta ser adivino para intuir las comisiones y demás engrases para que la maquinaria funcione.
Como ejemplo de contestación a esta política, los vecinos del madrileño barrio de Orcasitas están luchando contra la instalación de un Colegio Privado Concertado en un barrio en el que sobran unas 200 plazas en los Centros Públicos. Su lucha está sirviendo para desvelar una de las estrategias más complejas y dañinas de la derecha que comanda Esperanza Aguirre.
* Asociación vecinos de Orcasitas