En su intervención del mitin en la Fiesta del PCE Juan Ramón Sanz centró su discruso en la contradicción entre el capital y el trabajo, en la lucha de clases, y en la ofensiva neoliberal, que sigue «siendo impulsada con toda devoción y rigor por el Partido Socialista y se agrava en nuestro caso por la coherencia con que el PP aplica sus políticas antisociales e insolidarias en la comunidad y en la ciudad de Madrid. Aquí se recoge un extracto de su intervención:

“En esta comunidad madrileña es más intensa la destrucción de lo público y el desplazamiento de los recursos de todos hacia el sector privado, más directo y eficaz el minado de la percepción de lo colectivo y más fuerte y tolerada la escalada fascista.

Aquí braman la ultraderecha y los obispos, aquí se amenaza la cultura y el poder se baja los pantalones, mientras los de a pie, anestesiados demasiados por el talante zapaterista, hace más tiempo del necesario que no salimos a la calle masivamente para decir que no al sistema, al modelo, a la ultraderecha y a la guerra.

En esta región la mitad de los trabajadores, inmigrantes y autóctonos, o están en paro, o padecen un trabajo precario, o están subempleados. Ser «mileurista» es ya un privilegio y una minoría pletórica y satisfecha dispara el consumo a cotas inauditas. Y, mientras tanto, prosiguen el deterioro y el desprestigio calculados de los servicios públicos. Se degrada la enseñanza pública y se financia la confesional y segregacionista; empeora la atención sanitaria, se persigue a los profesionales racionalmente convencidos de su función social y se incentiva la medicina privada; se destruye el territorio y el acceso a la vivienda es misión imposible para la gran mayoría; siguen accidentándose y muriendo trabajadores en los tajos subcontratados; y sufrimos el perverso privilegio de tener la televisión autonómica más sectaria del estado.

Esta ciudad de la acumulación capitalista más rápida y más intensa de los últimos siglos en nuestro país es, la más especulada, la más perforada, la de más caótica movilidad, la más despilfarradora de recursos públicos, la más desequilibrada, la más injusta de las ciudades de la Unión Europea. Por eso es importante recordar que el próximo mayo nos la volvemos a jugar.

Si sólo nos sintiéramos necesarios para garantizar una mejor gestión de lo existente, habríamos dejado de ser comunistas. Nuestro último Congreso, nuestro empeño histórico de situarnos en la realidad de cada momento para ser eficaces en su cambio, y la situación que ofrece hoy esa realidad mundial, europea, española y madrileña, nos enfrenta radicalmente a los Rajoy, Aguirre y Gallardón, pero también nos enfrenta a quienes han convertido el socialismo español en un nominalismo, y a los que nos quieren convencer de que, como mucho, es la socialdemocracia la única alternativa posible a la actual barbarie capitalista.