Los PGE de 2008 son unos Presupuestos erráticos, por estar elaborados desde la autocomplacencia del crecimiento económico, lo que le provoca al gobierno Zapatero una miopía grave, no sólo porque este crecimiento es insostenible y excesivamente dependiente, sino porque se observan signos inequívocos de desaceleración, frente a los que se adopta una postura resignada.
Son unos Presupuestos electoralistas, con partidas demagógicas como las ayudas a la vivienda de alquiler, los 2.500 euros por hijos, sucedáneos de verdaderas reformas estructurales que avancen en la educación pública de 0 a 3 años, o en la consideración del suelo como bien público.

Son unos Presupuestos falsamente sociales, pues la ortodoxia neoliberal les impide utilizar el superávit para converger con la media de gasto social de la UE (seguimos a 7 puntos de diferencia respecto de la media europea).

Son unos Presupuestos insolidarios, pues mantienen hibernados los mecanismos de solidaridad del Estado respecto de las comunidades más retrasadas.

Son unos Presupuestos neoliberales, que ahondan el anclaje de nuestro modelo económico en la estrategia neoliberal de la acumulación capitalista basada en la sobreexplotación de los recursos naturales y de los trabajadores y trabajadoras.

Previsiones poco fiables
Los PGE 2008 muestran unas previsiones poco fiables y resignadas ante una crisis que golpeará sobre todo a los trabajadores y al bienestar de los hogares. Las previsiones pueden fallarle a Solbes esta vez, a peor, pues tanto el tipo de cambio del euro como el precio del barril de petróleo ya no son 1’34 y 70 dólares respectivamente, sino 1’40 y 80.

Las previsiones, -tan conservadoras como en años anteriores-, denotan una resignación neoliberal a que las «turbulencias» de la crisis de las hipotecas, recaiga en los trabajadores, fundamentalmente. No podía ser de otra manera, pues la estrategia neoliberal consiste precisamente en hacer recaer los efectos perversos de la acumulación capitalista en los trabajadores. ¿Son estos unos «presupuestos progresistas o sociales»? Zapatero pretende hacernos ver que es posible la cuadratura del círculo: realizar «políticas sociales», pero dentro de un modelo económico neoliberal. Así, mientras anuncia el cheque-bebé, las ayudas para el alquiler de vivienda o el desarrollo de la ley de dependencia, se resigna a que «el sistema» incremente el número de parados, la precariedad y la siniestralidad, los salarios bajen aún más su capacidad adquisitiva y se reduzca el consumo. ¿De verdad podemos llamar a esto «de izquierdas» o «progresista»? Veamos esas previsiones presupuesatarias:

– La El DFL (deflactor del PIB, o crecimiento de los precios) va a subir del 3’2 al 3’3, invirtiendo la tendencia de hasta ahora, pues en 2006 fue un 4%);

– La moderación de los salarios al 3’1% de crecimiento, va a propiciar una desaceleración de los CLU (costes laborales unitarios) del 2’3% en 2006, al 2% en 2007 y al 1’9% en 2008; Llueve sobre mojado, pues sólo desde el 2000 al 2006, los salarios han caído medio punto cada año, mientras que los beneficios han crecido un 73% entre 1999-2006. ¡Qué vergüenza!

– La creación de empleo va a decrecer, pues frente al 3% en 2005 y 2006, en 2007 va a crecer un 2’8%, y se prevé un 2’2% en 2008, de forma que si en 2006 se crearon 571.800 empleos, y en 2007 se van a crear 509.900, en 2008 se prevé crear 419.100

– Lo que generará un aumento de las cifras absolutas del paro (de 1.802.800 a 1.809.500, unos 6.700 parados/as más en 2008), aunque en cifras relativas pueda seguir reduciéndose del 8’1% al 7’9%.

– La contracción de la demanda (del 4’8% en 2006, al 4’3% en 2007 y al 3’7% en 2008), va a propiciar una reducción del consumo (4-3’9-3’4), que se hará notar en el gasto de las administraciones públicas, y también en el consumo privado. Perderán más capacidad de consumo quienes más indefensos estén en sus rentas, es decir, los asalariados, y especialmente los de rentas más bajas. De hecho ya han empezado a subir los precios de los alimentos básicos (pan, leche…). Solbes prevé esto para el final del ejercicio, y se queda tan fresco.

Estrategia neoliberal
El modelo económico del gobierno de Zapatero se inscribe dentro de la estrategia neoliberal y las recetas europeas de la Cumbre de Lisboa, trasladadas a España en la EEDS (Estrategia Española de Desarrollo Sostenible) o en la ECA (Estrategia para la Competitividad de Andalucía 2007-2013). Analicemos alguno de los aspectos:

1. La ortodoxia neoliberal del superávit de las cuentas públicas y el engaño de la rebaja de 2.300 millones de euros de impuestos, son una rémora para el desarrollo sostenible:

1.1. La filosofía presupuestaria de la envolvente financiera demuestra que Zapatero y Solbes sucumben ante la presión de la ideología de derechas que permanentemente está agitando el fantasma de la necesidad de reducir la presión fiscal. La izquierda acomplejada de Zapatero intenta sacar pecho con esta demagogia electoralista de una rebaja fiscal de 2.300 millones de euros que deberían ser recaudados para invertirlos en medidas para una distribución más justa de la riqueza.

Bajo el esperpéntico lema de Zapatero de que «rebajar impuestos es de izquierdas», Solbes ha previsto una rebaja de impuestos de 1.000 millones destinados a financiar el cheque-bebé (bien a través de la deducción fiscal del IRPF a quienes tengan que declarar, bien mediante cobro directo para las que no). Pero esos 1.000 millones de euros podrían haber iniciado la construcción de guarderías para los 0-3 años, dentro de la red de educación pública, que podrían haber generado las condiciones de conciliación de la vida familiar y profesional, y haber contribuído con ello a superar el diferencial de población activa femenina (48’61% en España, 20 puntos por debajo de la tasa de actividad de los hombres), con el incremento de potencial productivo que ello podría haber generado. Este ha sido también la opinión del CES, y dentro del mismo, de los sindicatos. La negociación del grupo federal de IU con el Gobierno para destinar 100 millones a la creación de guarderías para los niños de 0 a 3 son un elemento positivo, sin duda; pero habrá que estar vigilantes para que ese dinero se invierta en la creación de una red de guarderías públicas hoy por hoy inexistente, y no en financiar la educación concertada de 0 a 3.

Pero además Solbes prevé recaudar 1.300 millones de euros menos en función de otras deducciones al IRPF que, si bien en principio pueden alegrar al contribuyente que verá aligerada su carga fiscal anual, sin embargo:

– las deducciones son insuficientes, por su escasa cuantía, individualmente consideradas, nunca por encima del 2% de la inflación prevista, cuando el incremento de los precios, sobre todo de los básicos, siempre es superior.

– es demagógica la argumentación de Solbes en el sentido de que estas ayudas vayan a solventar la situación de los afectados por las subidas de los tipos de interés de las hipotecas de sus viviendas, pues simplemente no es verdad, porque la inflación real va a absorber la diferencia entre la carestía generada por la subida de los tipos de interés y la ayuda recibida por las familias.

Ese tipo de beneficios fiscales son discriminatorios respecto a los que no tienen rentas o las tienen tan mínimas que no tienen obligación de declarar, y Solbes no ha previsto algún mecanismo para compensarlos, como lo hace en el reparto de los 1.000 millones del cheque-bebé. Pero además, los llamados beneficios fiscales detraen del erario público cuantiosas partidas que podrían financiar reformas estructurales más de fondo.

1.2. Solbes mantiene la estrategia de generar superávit, incluso incrementándolo, a final del ejercicio presupuestario. Frente a esta exasperante ortodoxia económica neoliberal, el cambio de estrategia de un gobierno que en teoría es socialdemócrata debería haber sido invertir el superávit financiero en infraestructuras necesarias, bien para el incremento de las prestaciones del Estado del Bienestar, o bien para mejorar el capital físico, tecnológico y humano de la estructura económica. Sobre todo cuando a finales de cada ejercicio se observa que «sobra dinero», pues las previsiones de ingresos siempre se han visto desbordadas por la realidad recaudatoria, ya que las previsiones gubernamentales son tan conservadoras como la estrategia misma. Es un escándalo que en plena fase expansiva, con un crecimiento económico del PIB a precios básicos de media entre 2000-2006 en España del 3’73%, -más de un 50% del crecimiento de la zona euro-, no se estén realizando políticas que prevean las vacas flacas, incrementando las infraestructuras necesarias para desarrollar la red de servicios públicos para la atención de la dependencia (residencias públicas de mayores, de alzheimer, guarderías para 0-3 años, casas de acogida, etc.), o bien construyendo una red ferroviaria de altas prestaciones que potencie el transporte público de calidad especialmente en las áreas metropolitanas, diversificando la oferta de la comunicación actualmente abundante en autovías pero muy escasa e insuficiente en trenes y metros.

Insolidarios
Estos PGE 2008 no van a propiciar la convergencia de las comunidades tan atrasadas con las más desarrolladas. Los mecanismos que garantizarían la solidaridad están congelados:

– El compromiso del presidente Zapatero de duplicar el F.C.I. (Fondo de Compensación Interterritorial), y de exigir un cambio de modelo de financiación autonómica para crear un marco financiero más acorde con la solidaridad y la convergencia, se han visto frustradas en esta ocasión:

– Tampoco el mecanismo de las inversiones va a generar este efecto, pues Solbes se reserva más de un 20% del total inversor del Estado en las inversiones «no regionalizables», que son el cajón de sastre con el que financia la satelización de las minorías parlamentarias nacionalistas, y con el que mantiene un modelo de infraestructuras que proviene del PP y permanece inalterado e insostenible con Zapatero, y que prima el AVE sobre la creación de redes potentes de ferrocarril de prestaciones altas, y de cercanías que evite la inaccesibilidad a que están condenadas las grandes aglomeraciones urbanas.

– Los fondos de nivelación sanitaria y educativa que Aznar introdujo siguen inaplicables, pues los inalcanzables requisitos de acceso les convierten en inservibles como mecanismos de nivelación de estos servicios básicos para las comunidades autónomas que partieron de niveles más bajos desde el comienzo de su andadora autonómica.

En resumen, nada nuevo bajo el sol. Estos PGE 2008 son más de lo mismo, y los éxitos negociadores del grupo parlamentario de IU, siendo bienvenidos, no deben hacernos perder la cabeza. La mirada de la izquierda real debe de estar donde siempre estuvo: con los que soportan este modelo de sociedad injusto, para entre todos superarlo, mediante la movilización y la propuesta.

* Diputado de IU LV-CA
en el Parlamento de Andalucía