Una gran parte de la ciudadanía ha sido abducida por el espectáculo del supuesto debate entre los señores Rodriguez Zapatero y Rajoy. En el montaje de la representación no se han escatimado medios ni tampoco esfuerzos para crear una atmósfera de acontecimiento democrático y único. Desde los anuncios en medios de comunicación hasta la creación de expectativas en tertulias políticas pasando por la profusión de encuestas, toda una batería de apoyaturas y difusores sociales han ido creando la sensación de que se iba a asistir a un acontecimiento de especial y trascendental relevancia. Y todo ello ante una sociedad altamente contaminada por el espíritu competitivo de las confrontaciones deportivas.

Reparemos que las opiniones sobre quién ganó han sido las que han absorbido las encuestas al pie de la calle, los debates en medios de comunicación y los titulares de los medios impresos. Los contenidos de las intervenciones o han pasado desapercibidos o han sido tratados muy superficialmente.

Un debate no es otra cosa que un sinónimo de controversia; es decir una confrontación oral u escrita sobre uno o varios puntos puestos en cuestión. En consecuencia se trata de un intercambio de razones, argumentos y pruebas que deben ser refutados o aceptados parcial o totalmente tras las exposiciones, réplicas y contrarréplicas que se consideren necesarias. En este sentido lo que ha habido no ha sido otra cosa que un duo de monólogos con algún que otro escarceo dialéctico de esgrima menor cuando no navajera.

Armado de paciencia y conteniendo las ganas de apagar el televisor me he dedicado a seguir atentamente las palabras de ambos contendientes y he encontrado 25 y comunes ausencias importantes en sus intervenciones. Veámoslas.

No se ha abordado la cuestión fiscal. No han entrado en la inconstitucionalidad que supone la actual política de rebajas fiscales y mayor peso de los impuestos indirectos sobre los directos que ambos comparten. Las palabras deducción, bonificación o exención fiscal a empresas y capitales no han sido mencionadas. Tampoco ha habido referencias a la supresión del impuesto sobre el Patrimonio o el de Sucesiones.

En consecuencia han evitado el tema de la evasión y fraude fiscales. El actual Presidente de la Federación de Cámaras Comerciales y ex ministro de Felipe González Javier Gómez Navarro declaró en Diciembre del año pasado que se debían subir los impuestos indirectos porque «no hay capacidad para impedir el fraude fiscal» como consecuencia de que los evasores «tienen más medios legales para hacerlo». Ni una palabra sobre el problema de los paraisos fiscales.

No han entrado a opinar acerca de la creciente pérdida de peso, en los últimos doce años, de las Rentas Salariales y aumento del mismo en las del Capital en el conjunto de la Renta Nacional.

En estos años ha habido dos gobiernos del PP y uno del PSOE. Ni de pasada se ha hablado de los escandalosos beneficios empresariales y en especial de los de la Banca.