En unos días se conmemora el centenario del nacimiento de Miguel de Molina. Será el 10 de abril y, con tal efeméride, la fundación que lleva su nombre dará salida a una exposición itinerante; se editará un disco recopilatorio y un estudio sobre el artista. Sin embargo, el precalentamiento arrancó ya el 22 de febrero en Málaga, ciudad que le vio nacer, con el estreno del espectáculo Miguel de Molina. La copla quebrada, cuyo hilo argumental es la vida y obra del inigualable artista con guión del dramaturgo Borja Ortiz de Gondra y la dirección de Rosario Ruiz Rodgers.

Los actores que le dan vida son Miguel Palenzuela -Miguel de Molina viejo- y Ángel Ruiz -Miguel de Molina joven-. Una frase del libreto define al cantaor con lacónicas palabras: «Yo sólo fui un señor que nació pobre en Málaga, trabajó toda su vida y le gustaron los hombres. Y ahí se acaban todos los símbolos». Su arte quedó eclipsado por su condición de republicano, gitano y homosexual, una mezcal demasiado explosiva e inaceptable para las clases conservadoras en las convulsas décadas de los años 20 y 30. Exiliado por la guerra civil, desarrolló su carrera en América Latina, muriendo en Buenos Aires en 1993.

Hoy, a Miguel de Molina, se le reivindica, se le devuelve al lugar de honor que merece. Hoy, la copla no es despreciada por la elites intelectuales y progresistas. Hoy, la copla tiene su hueco en el arco del folklore español.

Así debió haber sido siempre, pero la identificación de ‘copla’ y ‘dictadura’ aupó una fatal simbiosis. Fue sólo hace unos años cuando a un aficionado a la música se le ocurrió la grabación del disco Tatuaje, una recreación de clásicos de la copla por músicos de la escena pop. El éxito fue extraordinario, con registros para televisión incluidos. La copla salió del fango.

La otra figura de este mes es Jeff Healey, fallecido a los 41 años el pasado 2 de marzo.

Músico de blues y jazz canadiense, su vida es otro ejemplo de lucha, constancia y profesionalidad, igual que Miguel de Molina.

Ciego a la edad de un año, aprendió a tocar la guitarra apoyándola sobre sus piernas. Su estilo era único, su amor por el blues irradiaba cada una de sus piezas y a sus compañeros del grupo Jeff Healey Band. Yo tuve la oportunidad de verle en Las Ventas, en una noche memorable de blues. Nada menos que Jeff Healey Band durante hora y media, para dar paso a B.B. King. Al final, los dos músicos tocaron juntos: solos el maestro y el discípulo, en la quietud del escenario. Fue una noche mágica, inolvidable.

Sé que las historias de grandes músicos truncadas por el azar, la intolerancia o las simples debilidades del ser humano son carne apetitosa para cualquier trama. Eso no resta ni un ápice de valor a sus ejemplares vidas.

Víctor Manuel tiene nuevo disco, No hay nada mejor que escribir una canción (Sony/BMG). Estamos de enhorabuena porque recientes están discos de músicos que se salen del pop banal, caso de Pedro Guerra o Ismael Serrano. Este trabajo tiene dos partes. La social, una crónica musicada de aspectos de encendida polémica: desenterrar a los asesinados en la Guerra Civil y durante la dictadura por los fascistas, la penosa vejez, la pobreza, el asesinato de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, el matrimonio entre homosexuales. Pero, también tiene una parte muy lírica, muy intimista, muy tierna, muy bella. Las letras son magníficas y la música huye de retoques efectistas. Son canciones con corazón, con mensaje, interpretadas sobriamente. Llegan por su hondura y no por su maquillaje.

Teresa Salgueiro es la mejor voz de Portugal. De eso no hay duda. Su etapa como voz solista en Madredeus dejó una estela brillante. Pletórica de matices, destila un halo de espiritualidad, de belleza inabarcable. Tras tantos años con Madredeus, cuelga su inseparable vestido negro, suelta su melena y se deja fotografiar como una mujer madura en lo personal y en lo musical, esbozando una sonrisa. Tiene tres proyectos musicales paralelos, lo que da idea de sus ganas de ensanchar registros. El que os presento se llama La Serena (Resistencia), que es como viajar por Portugal, España, Francia, Italia, Mexico, etc. Escoge canciones muy populares y las lleva a su estilo, secundada por la Lusitana Ensemble, un conjunto de cuerda y viento bajo la dirección musical de Jorge Varrecoso. El resultado es muy desequilibrado. Espléndida en las tonadas lusitanas, pasable en las piezas italianas y españolas, desechable en las versiones inglesas. Conoceremos mejores trabajos, sin duda.

Les presento un disco imprescindible: Sowing the seeds- The 10th Anniversary (Appleseed Recordinds). Dos CDs resumiendo una década de música norteamericana comprometida, que dice algo más que I love you, I can’t live without you o I miss you… Melodías folk y rock, músicos eternos (Pete Seeger, Bruce Springsteen, Donovan, Jackson Brown, Joan Baez, Judy Collins, Al Stewart, etc., junto a nombres poco conocidos entre nosotros. El primer CD se titula Y Justicia para todos; el segundo, Amor, Esperanza y Appleseed. Extraigo palabras del profuso y apetecible libreto: «And Justice for All» compendia algunas de las canciones más relevantes desde lo sociopolítico. «Love, Hope and Appleseed» contiene no sólo canciones de optimismo y perseverancia, sino una selección del folk contemporáneo. Muchos de los músicos de este recopilatorio llevan 50 años en primera línea de los movimientos sociales, en causas a favor de la paz, la defensa del medio ambiente, los derechos de la mujer, etc. Sí, también existe otra música en EE.UU.