Al terminar la Asamblea Federal, en medio de sensaciones agridulces entre las que destacaba la satisfacción por las conclusiones de una Asamblea en la Izquierda Unida se situaba claramente en el campo del anticapitalismo, un comentario era repetido mientras abandonábamos el salón de plenos: «ahora toca el Congreso del Partido». Estoy convencido de que no todo el mundo le daba el mismo sentido a esa frase.
Un grupo de compañeros, de distintas federaciones, me comentaba que el resultado de la Asamblea, desde la reafirmación de IU como fuerza política anticapitalista y republicana; hasta la propia resolución que mandata el proceso de refundación en 18 meses; avanzando en su organización como Movimiento Político y Social; pasando por la rectificación en la acción política llevada a cabo en los últimos años; todo ello, nos situaba, a los comunistas, en la mejores condiciones para afrontar nuestro Congreso.
Coincido con esa reflexión. Cómo no. Pero considero que sería un error hacer un Congreso del Partido exclusivamente en función de IU. Si antes valoré negativamente que el debate congresual se centrara en el SI o en el NO del PCE a continuar en IU, ahora considero igualmente negativo afrontar un debate congresual centrado en determinar qué Partido es el que necesita la refundación de IU.
El Congreso debe hacerse pensando en el futuro del Partido; en cómo conseguir un Partido activo; volcado en la acción política, en la reconstrucción del tejido social alternativo, y determinado a desarrollar la estrategia de convergencia política y social que tantos éxitos nos ha dado a lo largo de nuestra historia.
Un Congreso que se realice pensando en el Partido no es sinónimo de un Congreso en el que interioricemos aún más análisis, discursos y trabajo. Al contrario. Pensar en el Partido debe ser pensar en las propuestas que debemos ofrecer a los trabajadores de este país para dar respuesta a las agresiones del capital. Debe ser plantear propuestas para organizar la resistencia frente a quienes están desarrollando una política neoliberal que premia a la banca con miles de millones de euros y castiga al trabajador con más paro y menos servicios públicos.
Y es, sobre todo, conseguir que el Partido recupere su prestigio ante los trabajadores, en función de su voluntad de lucha y su capacidad para generar alianzas sociales y políticas que construyan, desde la base, una nueva sociedad que avance hacia el socialismo del Siglo XXI.
Un Congreso que nos prepare, asimismo, para jugar un papel activo en el sindicato, en los movimientos alternativos, en los conflictos sociales. Ello demandará que cada militante sea un cuadro que genere a su alrededor políticas en las que se identifique al propio Partido, sin esperar que el dirigente de turno de la receta correspondiente.
Pensar en el Partido debe significar, también, estudiar cómo nos organizamos para ser mas eficaces en la lucha, optimizando los pocos recursos materiales que tenemos para combatir los enormes y poderosos medios que el gran capital dedica a consolidar su dominio en el mundo, mediante la guerra y las múltiples y sofisticadas formulas de dominio de los pueblos.
Pensar en el Partido es proponerse romper el cerco mediático que nos imponen unos medios informativos de masas dominados por el capital.
Buscar formulas imaginativas para llegar a la gran masa de afectados por la crisis. Aquellos a los que, entre otras cosas, tratan de convencer de que su enemigo, el causante de su despido, no es el gran capital, sino el emigrante que vive a su lado.
Este Congreso debe ser autocrítico. Es mucho lo que tenemos que cambiar, son muchos los errores que tenemos que corregir. Si realmente queremos que el Partido esté en condiciones políticas y organizativas de dar respuesta al reto de construir el Socialismo del siglo XXI, debemos modificar algunos aspectos de nuestra práctica organizativa y de nuestro quehacer político diario.
Por lo tanto, un Congreso desde y para el Partido es la mejor contribución que podemos hacer los comunistas al futuro de la izquierda anticapitalista y, por lo tanto, al propio futuro de IU. Un Congreso para el Partido de Dolores y de Pepe Díaz, con esa Pasión por la Unidad, con esa voluntad de lucha y con esa capacidad de generar alianzas que ellos nos enseñaron. Este es el reto que tenemos por delante y, en consecuencia con esa política de alianzas, nuestra mejor aportación al futuro de IU será desarrollar la resolución que sobre su refundación hemos aprobado en esta Asamblea.
Desde este convencimiento, quiero proclamar la decidida voluntad de combatir la política basura, la difamación, el hacer circular descalificaciones para ocultar la falta de argumentos políticos, el tacticismo barato y los discursos hechos en función de quien nos escucha.
En ese mismo sentido, quiero dejar claro el compromiso con la defensa de un Partido que pase a la ofensiva social y política. Un Partido que discuta, que elabore política y que configure colectivamente la opiniones. Pero sobre todo, un Partido que actúe. Un Partido que, insisto, se gane el prestigio ante los trabajadores en la lucha diaria contra las agresiones del capital.
El Partido que Dolores y Pepe Díaz construyeron cuando derrotaron políticamente las tesis y los métodos de Bullejos. Un Partido que asuma su trabajo en IU como una apuesta por la construcción de la Alternativa que esta sociedad necesita.
Por último, como simple nota final, quisiera decirles a quienes hacen de la difamación y la descalificación del Partido Comunista de Andalucía su mayor aportación a la política, que no pierdan el tiempo. O que al menos no esperen respuesta, de quienes vamos a dedicar nuestras mayores energías al intento de conseguir que este Congreso sea realmente importante, no solo para los comunistas, sino para el conjunto de los trabajadores y trabajadores de este país.