Crisis
Nos enfrentamos a una crisis financiera, económica y social; una crisis de todo el sistema. En toda Europa el schock es brutal. La crisis ha sido causada por la globalización neoliberal del capitalismo, llevada a cabo por las élites irresponsables que controlan la economía y la política. El precio de esta irresponsabilidad lo pagarán los pueblos. Sus actuaciones ponen en peligro la paz, la seguridad internacional y la co-existencia. El mundo ha sido arrastrado a esta crisis global por la política hegemónica de los Estados Unidos, en especial, por la Administración Bush.
Fracaso de la globalización neoliberal
La crisis demuestra una vez más el fracaso de la globalización neoliberal que, a una escala global, ha maximizado los beneficios de los principales actores de los mercados financieros sin ningún control estatal o intervención pública. Las políticas, los estados y la sociedad entera se subordinan a un mercado financiero sin control. El resultado es claro: falta de democracia y el final del Estado del Bienestar.
Salarios bajos y trabajo precario
Las políticas de salarios bajos y trabajo precario, como consecuencia de las medidas deflacionarias aplicadas por los gobiernos de los países desarrollados, ha puesto en riesgo el sistema financiero y crediticio.
Privatización y la desregulación
Los Gobiernos, las instituciones europeas y los organismos económicos mundiales, como el Banco Mundial, el FMI y la OMC, han impuesto la privatización y la desregulación. Como resultado de ello, la fundación neoliberal de los tratados de la UE se ha puesto en entredicho: la idea de una «economía de mercado abierta con libre competencia», la libre circulación de capitales sin control, la liberalización y la privatización de los servicios públicos y el estatus y la misión del Banco Central Europeo.
Resistencia
Esta crisis histórica, que golpea el corazón del capitalismo, nos reta a construir la resistencia de la gente y a abrir una perspectiva de cambio en Europa. El Partido de la Izquierda Europea cree que el único camino para salir de esta crisis es luchar por una Europa democrática y social: «La Europa de la gente, no de los bancos».
Crisis política
Ésta también es una crisis política. El «No» en Irlanda, Francia y Holanda al Tratado de Lisboa y a la Constitución Europea han demostrado que hay un creciente número de personas que en Europa están en desacuerdo con las políticas antidemocráticas y antisociales de la Unión Europea. Creen que la UE está muy distante y es una construcción incomprensible que no les concierne, que ignora sus esperanzas y su situación actual.
NO al Tratado de Lisboa
Reafirmamos nuestro «No» al Tratado de Lisboa. La expresión democrática de los pueblos tiene que ser respetada dentro de un nuevo proceso democrático, basado en una participación activa de la gente y de los Parlamentos nacionales y Europeos. La participación democrática y los poderes parlamentarios deben fortalecerse estableciendo normas sobre iniciativas populares, ampliando la co-decisión y las relaciones entre los parlamentos nacionales y el Parlamento europeo. Los ciudadanos de la UE deben discutir y debatir una alternativa al Tratado de Lisboa.
Orientaciones neoliberales
La UE interfiere en la vida cotidiana de la gente. 15 años después del Tratado de Maastricht, las orientaciones neoliberales prevalecen: las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de la población europea han empeorado rápidamente: largas jornadas laborales, una vida laboral también alargada, salarios insuficientes, desempleo creciente y de larga duración, sobre todo para los jóvenes. Son una realidad escandalosa los mini-empleos, el trabajo temporal y las interinidades no retribuidas. En todos sitios se reconvierten los servicios públicos para obtener beneficios. Todo ello acompañado de la presión psicológica y física, las enfermedades, el miedo, la pérdida de solidaridad así como la violencia contra los más débiles. La situación de los inmigrantes en la UE y la política migratoria de la UE reflejan todo ello de forma dramática. Por otro lado, los beneficios se han incrementado tremendamente. Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.
Derecho internacional
En relación con los recientes sucesos en Europa, como el conflicto del Cáucaso, la situación en Kosovo, los tratados bilaterales con Estados Unidos sobre la instalación de bases militares en Europa del Este y la creciente carrera armamentística, hay que reclamar que la UE respete el derecho internacional y encuentre soluciones políticas para toda crisis.
La militarización de la política exterior de la UE ligada a la OTAN debe ser sustituida por una política alternativa bajo el concepto de una seguridad basada en la paz, el diálogo y la cooperación internacional.
Más democracia, más igualdad, más justicia
Hay una gran cantidad de gente que está disgustada, frustrada y alejada de las políticas europeas y que se siente desamparada a la vista de esta evolución. Pero hay también mucha gente luchando por sus puestos de trabajo y por la seguridad social, por los servicios públicos y por el derecho a participar en el proceso de toma de decisiones. Luchan por sus derechos políticos, sociales e individuales, porque se respeten los derechos humanos para todos los que viven en la UE. La inmigración y el derecho de asilo se han convertido en una cuestión urgente en la lucha política. La gente desea más democracia, más igualdad, más justicia y el derecho de todo el mundo a vivir en dignidad y en solidaridad unos con otros.
Alternativas
Ahora más que nunca la UE está en una encrucijada:
– O la UE continúa con su actual política capitalista, que ahonda la crisis financiera, y las crisis de seguridad, alimentaria y energética,
– O la UE se encamina hacia un modelo de desarrollo sostenible y justicia social, de paz y cooperación mutua, de igualdad entre hombres y mujeres, de participación democrática y solidaridad, donde el antifascismo, antirracismo, las libertades civiles y los derechos humanos sean prácticas comunes.
Los ciudadanos de la UE han de decidir dónde quieren ir. La respuesta no puede ser ni la resignación ni la abstención. Ante esto nosotros decimos: hay alternativas. La política en cada país y en Europa debe y puede cambiar.
Economía sea sostenible y social
Los partidos de la Izquierda Europea exigimos que esta Europa sea una Europa de paz y civil, cuya economía sea sostenible y social, feminista y desarrollada sobre la base de la democracia y la solidaridad. Ello precisa una nueva sinergia entre las fuerzas sociales y políticas. Se requieren ideas, iniciativas y un gran esfuerzo de los protagonistas políticos y de las fuerzas democráticas, de los sindicatos, los movimientos sociales y de los representantes de la sociedad civil. Las alternativas son posibles, a través de una lucha común tanto en las calles como en los parlamentos.
Movimiento pacifista
Nos sumamos a la lucha del movimiento pacifista, del movimiento anti-globalización, de todos aquellos que se rebelan por la precariedad de la vida, las luchas de los trabajadores, de las mujeres y de los jóvenes.
GUE/NGL
Junto con los representantes de otros partidos socialistas, comunistas y de la Izquierda Verde Nórdica hemos cooperado de forma eficaz en la grupo GUE/NGL del Parlamento Europeo. El carácter plural del grupo ha enriquecido su poder creativo como oposición de izquierdas entre 2004 y 2008. Queremos seguir adelante con esta experiencia cuando se elija el nuevo Parlamento Europeo.
Contra la hegemonía política y cultural de la derecha
A la luz de la crisis actual, la Izquierda Europea está llamada a jugar un papel efectivo que dé lugar a una acción política común contra la hegemonía política y cultural de la derecha.
Las políticas neoliberales en la UE fueron posibles, entre otras razones, porque se ha dado una especie de Gran Coalición entre los partidos de las fuerzas conservadoras de Europa y los Socialistas europeos. Este consenso es una de las razones de la crisis política que existe en la manera en que funciona Europa y crea grandes contradicciones dentro de los partidos socialdemócratas.
El Partido de la Izquierda Europea compite con los conservadores y los liberales, los socialdemócratas y los partidos verdes en cada país y con sus correspondientes partidos europeos que se adhieren a la lógica de las políticas europeas actuales. El PIE se esfuerza para cambiar y recuperar el espacio político en Europa. El PIE confirma su lucha consecuente contra cualquier intento de ampliar la influencia de la extrema derecha y de los partidos populistas de derechas.
Un cambio social y ecológico en Europa
La crisis demanda una respuesta coordinada a nivel internacional y europeo.
La Izquierda Europea defiende una política basada en el desarrollo social y económico y en la protección a la naturaleza, con el objetivo de lograr cohesión social y económica. Al contrario que la estrategia del Tratado de Lisboa, nosotros estamos por los valores de solidaridad y cooperación, pleno empleo y una relación racional con la naturaleza. Ello es posible sólo si cambiamos las normas presentes en el sistema financiero y económico internacional.
Es necesario refundar la Unión Europea sobre nuevos parámetros, capaces de centrarse en las personas y en los derechos antes que en los beneficios privados.
Los trabajadores no deben pagar la crisis
Ponemos el énfasis en que los trabajadores no deben pagar la crisis mientras los bancos y las finanzas se salvan. La lógica de los planes del G7 respecto a la Unión Europea privatiza los beneficios y socializa las pérdidas. De todas formas, incluso en la actual legislación se permiten gastos para un plan de inversión capaz de crear empleo sostenible y apoyar la restructuración ecológica de la economía.
Control público y social del sistema bancario y financiero
En los temas financieros, la crisis hace evidente lo determinante que son los créditos. Los créditos deben redireccionarse hacia los sectores productivos de la economía y hacia lo colectivo, hacia las prioridades de empleo, sociales y ambientales, redireccionar el ciclo completo: desde las ciudades y regiones hasta el Sistema del Banco Central Europeo. Para hacer posible esta reorientación de los créditos y el dinero, nosotros defendemos el control público y social del sistema bancario y financiero. Defendemos los derechos de los trabajadores y de sus organizaciones, así como de los representantes municipales y locales a ejercer el control sobre los créditos y los subsidios.
Banco Central Europeo
Criticamos los objetivos y las actuales políticas del Banco Central Europeo (BCE), su absoluta independencia de cualquier forma de orientación política y la falta de transparencia en sus decisiones y actuaciones. Insistimos en la urgente necesidad de que su política monetaria responda a los objetivos de un nuevo crecimiento económico y de empleo y que éstos sean una prioridad respecto del control de la inflación.
Por lo tanto, el papel del Banco Central Europeo debe cambiar, en línea con los criterios de desarrollo social y del empleo así como de desarrollo ambiental, a través de un descenso selectivo de los intereses. El BCE debe someterse al control público y democrático, por lo que sus estatutos deben modificarse.
Pacto de Solidaridad
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe ser reemplazado por un nuevo Pacto de Solidaridad que se centre en el crecimiento, en pleno empleo y en la protección social y ambiental.
Impuestos en el capital especulativo
Necesitamos tasar las transacciones financieras y abolir los paraísos fiscales. También es necesario introducir impuestos en el capital especulativo, con el objetivo de acumular recursos económicos para la creación de un Fondo Europeo. Los movimientos de capital, en particular los beneficios que no están directamente relacionados con la inversión y el comercio, deben ser sujetos a control e impuestos.
Tasa Tobin
La Tasa Tobin puede ser una herramienta para financiar iniciativas industriales innovadoras en los sectores señalados por las agencias internacionales de la ONU y tener como objetivo la reducción de emisiones globales y aumentar el número de puestos de trabajo. Este Fondo europeo tendría que someterse a la guía y los programas del Parlamento europeo: una forma de «nuevo pacto verde» del propio Parlamento.
Nacionalizar el sistema financiero
Los bienes comunes y los sectores económicos estratégicos, incluyendo el sistema de créditos y el sistema financiero, deben socializarse (nacionalizarse), puesto que existe la necesidad de reconstruir el sistema general de Bienestar a escala europea. La privatización de servicios públicos debe invertirse. Necesitamos elevar los salarios de los trabajadores. Necesitamos armonizar el sistema financiero europeo sobre la base del principio de impuestos progresivos.
Derechos de los trabajadores y los ciudadanos
En cuanto a los nuevos derechos de los trabajadores y los ciudadanos, deberían permitirles romper con el monopolio de la información y las decisiones que toman sólo los grandes actores del mercado y reivindicarlas para sí mismos, para conseguir un cambio real del poder político. La democracia debe empezar con la implicación de los ciudadanos y debe extenderse a todas las esferas de la vida social.
Deberían establecerse estándares europeos de desarrollo sostenible para prevenir la pobreza en lugar de los actuales de dumping social, salarial y medioambiental. Debido a que las normas presentes en el Tribunal Superior de Justicia Europeo constituyen un ataque frontal a la negociación colectiva y a las regulaciones laborales exigimos la necesidad de reforzar dicha negociación colectiva y los derechos de los trabajadores. Rechazamos la Directiva europea de la jornada laboral que permite la flexibilidad total y la individualización del trabajo. Estamos por una jornada máxima de 40 horas semanales. Todas las normas europeas y nacionales sobre la jornada laboral deben adecuarse a este principio. Luchamos por las 35 horas semanales a nivel europeo y defendemos las regulaciones nacionales que mejoran tal duración de la jornada. Exigimos un salario mínimo europeo que represente como mínimo el 60% de la media nacional y que no ponga en riesgo la negociación colectiva nacional.
Ingreso mínimo
Hay que garantizar una vida digna para todo el mundo, para ello el ingreso mínimo para los desempleados y la pensión mínima han de estar ligados al salario mínimo y ajustado automáticamente a la subida del IPC. Deben garantizarse las jubilaciones, flexibles según la edad, tomando en consideración las normas de los distintos países.
Derecho de los inmigrantes
Exigimos reforzar el derecho de los inmigrantes a trabajar allá donde vivan dentro de la UE. Una ley de inmigración debería centrarse en los intereses de los inmigrantes y no en los intereses de las empresas que buscan trabajo barato y que fuerzan a millones de inmigrantes a trabajar en el mercado negro. Rechazamos toda regulación o directiva en la UE y en sus países miembros que imponga la expulsión. Lo que necesitamos es una regulación y un permiso de trabajo que les permita buscar empleo.
Rechazamos la flexiseguridad
Rechazamos el concepto, incluido en la estrategia de Lisboa, de «flexiseguridad». Nuestras prioridades suponen avances en la lucha contra la pobreza, la marginación social, la precariedad, la conquista del pleno empleo con puestos de trabajo estables, incrementos salariales, pensiones y prestaciones sociales. Los impuestos han de aumentarse tanto sobre las ganancias como sobre el capital, permitiendo una redistribución desde la cúspide a la base.
Servicios públicos
La educación, el cuidado de la infancia y la adolescencia, la enfermedad, la tercera edad, la salud, el suministro de agua potable y el sistema de desagüe, el suministro energético, el transporte público, el servicio de correos, el deporte y la cultura no son mercancías sino servicios públicos que dependen de la responsabilidad estatal. Por ello no se les puede someter al principio de la competitividad del coste más bajo y el máximo beneficio. No queremos más privatizaciones de servicios públicos y de bienes comunes sino una «Re-municipalización» y reconversión en propiedad pública. Defendemos la existencia de fuertes empresas públicas y más inversión en educación, salud, transporte público, deporte y cultura.
Cambio climático
Para nosotros las cuestiones sociales y las medioambientales están ligadas. La actual crisis financiera y económica no puede separar las amenazas del cambio climático de una reorientación de nuestras formas de producción y consumo. Estamos a favor de un desarrollo inmediato y consistente de un nuevo Tratado internacional siguiendo el 4º Informe del Panel Internacional sobre el Cambio Climático y que se cumpla en el plan de acción de la UE para el periodo 2007-2009. Los compromisos siguientes son los mínimos para el desarrollo de los acuerdos sobre el clima ya firmados:
* Reducir las emisiones globales un 30% para el 2020 y al menos un 80% para el 2050.
* Aumentar el uso de energías renovables al menos un 25% para el 2020.
* Reducir el consumo de energía primaria un 25% para el 2020 y aumentar la eficiencia energética en un 2% por año, incluyendo una limitación de consumo per cápita.
* La industria y los productores intensivos de energía deben tener obligaciones de eficiencia.
* El marco europeo de subsidios debe limitarse, por tanto, al sector de la energía eficiente y de las energías renovables.
Nos oponemos a la reducción del Protocolo de Kioto a un sistema de mercado de cuota de emisiones. Para que pueda llegar a buen término el Tratado de Kioto 2, es necesario tener una nueva estrategia que permita que la reducción de emisiones favorezca un desarrollo más justo. Es necesario un nuevo paradigma que esté basado en la cooperación en vez de la competencia, empezando por la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, financiar tecnología limpias y políticas de ajuste al cambio climático.
Estándares medioambientales
El agua es un bien universal y su acceso ha de ser garantizado como un derecho humano.
La protección de la naturaleza y el desarrollo de fuentes renovables, la transformación de nuestros paisajes, así como la seguridad alimentaria son retos esenciales. Exigimos acuerdos máximos en estándares medioambientales dentro de la UE así como la garantía de contribuir a salvar la biodiversidad para las generaciones venideras (pasos concretos para la reducción de desechos, protección del agua, lucha contra la desertificación, etc.,) a incluir en las estrategias y políticas en los campos de la agricultura, energía y protección del clima.
Política Agraria Comunitaria
Estamos por una profunda revisión de la Política Agraria Comunitaria (PAC) de la UE. Debe estar dirigida hacia el derecho de todos los pueblos del mundo a decidir sobre su política agrícola por sí mismos, en el entendimiento de un completo respeto al medio ambiente.
Nos oponemos a todo cambio en la PAC que amenace políticas públicas agrícolas. La agricultura ha de estar fuera de las negociaciones de la OMC. Nos oponemos a que la agricultura se convierta cada vez más en un campo de juego para los actores neoliberales y a las medidas liberalizadoras a escala mundial.
Soberanía alimentaria
Apoyamos la exigencia de soberanía alimentaria, es decir, el derecho de los pueblos a decidir sobre su política agraria por ellos mismos respetando el medio ambiente. Ello significa dar prioridad a las producciones locales agrarias, a la calidad en la alimentación y el no someterse a los mercados mundiales. El acceso a la tierra, a las semillas, al agua y a los créditos se debe regular para llevar a cabo una verdadera reforma agraria en Europa y en otros continentes.
Desarrollo rural integral
Demandamos una política de desarrollo rural integral: el desarrollo de la producción agrícola y las oportunidades de empleo deberían constituir el criterio central del desarrollo rural, con la aplicación de políticas basadas en el sector, apoyando la biodiversidad agrícola y el empleo rural, especialmente para jóvenes y mujeres. Los subsidios deberían darse bajo criterios económicos, sociales y ambientales y no bajo criterios de beneficio de los grandes productores en algunos sectores. Tenemos que empezar por reorientar la distribución del presupuesto de la PAC y hacerlo, en particular, hacia las necesidades de las zonas rurales, los pequeños productores y las zonas desfavorecidas y las zonas montañosas.
La Agricultura del siglo XXI tiene que cubrir un aspecto multifuncional: la protección del material multiplicativo de las plantas, garantizando el derecho de los granjeros a tener sus propias semillas, aplicando programas de desarrollo de la agricultura y la ganadería orgánicas y prohibiendo el uso de organismos modificados genéticamente (OMG) en la producción de alimentos, defendiendo y valorando la denominación de origen, incluso en los mercados no europeos.