Escribo estas líneas cuando faltan tres días para la celebración de la Conferencia del PCE sobre su propuesta republicana. Dos razones me motivan a ello: haber sido miembro de la ponencia y además componente del equipo que ha leído, valorado y clasificado las enmiendas que al documento se le han hecho.
Debo afirmar que, a mi juicio, ha habido una importante participación a tenor de las abundantes aportaciones; y muchas de ellas con enjundia, rigor conceptual e interés por el tema. Sin embargo- y por otra parte- he constatado un cierto temor, una preocupación, un punto de desconfianza que se ha manifestado en la insistencia con que se pretendía asegurar que el documento asegurase que nuestra propuesta republicana incorporaba en su redacción la palabra Socialismo o en su defecto inequívocas formulaciones acerca de la planificación de la Economía, el control de los trabajadores sobre la misma y la garantía de una Democracia popular.
Mi reflexión sobre todo esto la expongo en una serie de puntos que debido a la falta de espacio no serán sino esbozos y apuntes de una argumentación mucho más extensa y profunda, como el tema requiere.
1º.- El PCE en su XVIII Congreso explicitó con claridad y sin equívocos cual era su concepción de III República. El que se haya convocado esta Conferencia no es sino la preparación de una propuesta hacia el exterior capaz de generar aproximaciones, acuerdos, tareas comunes y alianzas con el movimiento republicano existente y el que pueda crearse al aire de este proceso de formación de conciencia republicana que llamamos Proceso Constituyente y que en absoluto, se refiere a un proceso institucional sino de índole social. Recordemos como en el Manifiesto-Programa de 1975 había una propuesta hacia la sociedad concretada en el apartado que hacía referencia a la Democracia Político y Social. Aconsejo una lectura de aquel texto que aún no ha perdido actualidad.
2º.- En consecuencia la propuesta republicana del PCE que salga de la Conferencia no es otra cosa que el intento de construir socialmente un proyecto de III República para y con la mayoría de la ciudadanía. Se trata de ir creando conciencia republicana vinculada a políticas económicas y sociales concretas desde otra óptica y desde las Ética política y civil.
3º.- En ese sentido el documento es claro y terminante cuando basa su necesidad en dar respuesta aquí y ahora a la crisis de civilización que tenemos ante nosotros. O la República se organiza para ello o no tiene sentido nuestra lucha por ella. Cuando se afirma que la Economía debe insertarse dentro de la Biosfera y asumir consecuentemente esa ubicación estamos afirmando toda una opción política y económica. De la misma manera que cuando insistimos en que la ciencia económica no puede ser una ciencia de fines sino de medios: es decir dirigida a satisfacer las necedades humanas explicitadas no solo en la Declaración de DDHH de 1948 sino también en multitud de textos constitucionales redactados durante el siglo XX.
4º.-Podrá aducirse, y con razón, que no basta con que esos objetivos consten en el papel. Es cierto pero también será así en el caso de la palabra Socialismo o cualquier otra dimanada de ese concepto. Por eso se marcan unos objetivos avanzados y capaces de convocar alianzas que tengan la voluntad y la fuerza de cumplirlos y hacerlos cumplir.
5º.- El que la III República recoja la definición que de sí misma hacía la Constitución de la II (al menos eso hemos aceptado los ponentes de la comisión de enmiendas) no hace sino darle a la palabra Democracia todo el profundo y revolucionario sentido que ella contiene. Recordemos cuantas veces hemos subrayado que el Socialismo es la Democracia llevada hasta sus últimas consecuencias.
6º.- El capitalismo y no digamos su versión neoliberal globalizadora es totalmente incompatible con el desarrollo de los DDHH y la Democracia; los ejemplos que sobre esto vemos cada día nos eximen de más comentarios. Por eso debemos hacer hincapié en nuestros textos, nuestro discurso, nuestros programas y nuestra acción política en estas cuestiones que por otra parte gozan de un consenso, siquiera retórico, en amplísimos sectores sociales.
7º.- Sea cual fuere el resultado de la Conferencia debemos personal y colectivamente, aplicarnos a hacer de la propuesta republicana el eje de nuestra acción cotidiana. Sería conveniente que para mejor organizar alianzas, actividades y movilización social, recuperar las propuestas que durante años hemos ido haciendo tanto en IU como en el PCE y que desarrollan los dos grandes principios que sobre la Economía hemos anteriormente citado.