Me había citado a media tarde en su domicilio para hablar de su último trabajo y de mil cosas más. Me lo encontré a la puerta de su casa, con un amigo mecánico, tratando de arreglar varios desperfectos en el vehículo que le lleva de escenario en escenario.

Colocaron unos fusibles, funcionó el elevalunas, dejamos al colega sumido en otras reparaciones enjundiosas y pasamos al interrogatorio.

Mundo Obrero: ¿Qué ha supuesto este trabajo “¿Qué fue de los cantautores?” en tu discografía?
Luis Pastor:
Hacía cinco años o más que no grabábamos. Desde el disco-libro de José Saramago, porque antes tardabas un año en recuperar la inversión pero ahora se tarda más, sobre todo con un disco-libro como el de José Saramago que era muy caro. En estos años en que no he grabado he compuesto mucho, con propuestas muy diferentes como lo de Miguel Hernández, y otro disco que será el próximo que haga, sobre poetas y pintores canarios. Y, entre ambos, había muchas canciones sueltas.

Este disco supone un paso más hacia delante. Creo que cada disco es una manera de no quedarse estancado, es una manera de avanzar, de justificar que te vuelvan a contratar o de volver a sitios donde ya habías estado con el disco anterior.

En lo musical hay un dejar de trabajar con la gente habitual en los últimos discos… el entorno mío de Luis Fernández, arreglando casi siempre, y músicos como Antonio Toledo. Conocí a Osvi. Había tocado la guitarra en uno de los temas de “Por el mar de mis manos”. Le conocía personalmente pero nunca habíamos trabajado ni en directo ni a nivel de producir o arreglar un disco… y la verdad es que es una opción que me ha deparado alegrías porque así como yo estaba siempre presente en los trabajos anteriores a la hora de ir al estudio, aquí, no sé por qué circunstancias… (Osvi tiene un estudio propio en su casa, muy pequeñito, un Pro Tool, y él iba arreglando, me lo mandaba por Internet y yo le decía qué me gustaba)… todo el trabajo que ha tocado personalmente, guitarras acústicas, guitarra eléctrica, ukelele, guitarra portuguesa… todo eso se ha grabado en su estudio, y en Vallecas se grabó una sesión, en dos días, de batería y bajo… que yo no pude estar porque andaba cantando… y luego sí estuve en la parte que me tocaba de meter el timple, que es el único instrumento que he tocado y a la hora de meter voces y luego, claro, en las mezclas que hicimos en un estudio en Parla.

Creo que musicalmente y desde el momento en que no ha intervenido la persona que lo hacía habitualmente, es un trabajo diferente y que se nota. Hay arreglos muy pragmáticos y conceptos de producción y de sonoridad muy precisos.

Creo que, como aportación nueva para una gente sí, porque uno tiene un público fiel relativo. Hay un público fiel de tu nombre y de lo que hiciste en el año 70 y que te abandonó en el 79, hay un público conquistado en los años 90, cuando el renacimiento de la canción de autor, y un público nuevo que se está volviendo a abrir, gente que no te había vuelto a oír y que ahora te retoman, al hilo del “¿Qué fue de los cantautores?”, que, dos meses antes de ser grabado, ha sido colgado en Internet y ha tenido mucha resonancia. La identificación de gente que ha perdido la memoria, que se ha estancado, que se ha quedado acomodada, que se ha dejado engañar por este capitalismo consumista en estos años y que ha despertado.

Lo que más me ha llamado la atención es el eco en algunos medios de comunicación, de derechas, que en otros discos no ha habido. Para mí el disco de Saramago se merecía más promoción que éste y no la tuvo, aunque a la larga, con el paso de los años, es un disco que ha tenido mucha difusión.

M.O.: Y ¿qué es de los cantautores en estos tiempos del 15-M?
L.P.:
Yo noté el año pasado, en el nacimiento del 15-M, que era un movimiento nuevo y que no nos necesitaban. Las nuevas tecnologías, las redes sociales… hacen que ya no sea “imprescindible” la voz del líder carismático desde la cultura, desde la música. Y la gente normal es capaz de generar una nueva forma de hacerse oír, de hacer llegar sus reivindicaciones. Recuerdo que me pasé el año pasado por la Puerta del Sol, y que hubo un intento tímido de que fuéramos a cantar una mañana Kiko Veneno, Quique González y yo… y a las dos horas dijeron que no. Recuerdo también haber ido a cantar al COC de Badajoz (Centro de Ocio Contemporáneo), y haberse puesto en contacto con nosotros gente del 15-M … Que por qué no me pasaba por allí, que les gustaría… cuando llegué, estaban en una asamblea, nadie vino a decirme: “Oye Luis, gracias por venir…”. Me senté en un banco al lado de los que estaban hablando, saqué mi timple, estuve tres cuartos de hora y recogí el timple y me fui (Risas). Ya sabemos el papel que ha cumplido la canción nuestra en los años sesenta desde el lado de la política, porque lo ha seguido cumpliendo luego desde el lado de la cultura y desde el lado de la solidaridad. Pero desde el lado de las reivindicaciones políticas, en el 15-M, el cantautor no es una figura relevante. No aporta.

Aunque si me llaman y escuchan en ese momento algunos poemas, como el que cierra este disco o como otros, hubieran descubierto que tenemos mucho más que ver.

M.O.: ¿Los cantautores tienen sucesores?
L.P.:
Hay sucesores. Hubo un intento tímido en los 80, con Bergia, Batanero, Miguel Vigil… en torno a un bar, “Elígeme”, pero no llegó a cuajar más allá de un disco grabado en un sello que se creó dentro del propio “Elígeme”. Y hubo un relevo en los años 90, en torno a Pedro Guerra y a Javier Alvarez, Ismael Serrano, Tontxu… Y después de ellos vino otra generación, con Marwan, Andrés Suárez y otros. Y detrás de estos hay otros aún que son la nueva expresión de los cantautores: son muchos, hay muchas mujeres y muchos son andaluces.

Yo los voy conociendo a través de mi hijo Pedro, que es el más joven de todos ellos.

M.O.: ¡Y ese es también “el sucesor”!
L.P.:
(Risas). El sucesor directo de los “Pastores” y de los “Guerra”. Yo tengo charlas con ellos, a veces, cuando nos quedamos en los bares por las noches nos quedamos luego a tocar. El otro día estuve en Murcia en el Festival de Ceutí y vinieron cinco o seis jóvenes cantautores a verme y estuvimos mucho rato hablando del compromiso político en la canción, de si es el momento en el que los jóvenes cantautores, más allá de mirar introspectivamente hacia su ombligo y a su esencia y sus necesidades amorosas y de vida… si realmente merecía la pena que el joven cantautor tenga un discurso político… Que algunos lo tienen, entre ellos Pedro. De los jóvenes que yo conozco de la canción de autor, quizás el más politizado sea mi hijo. No sé por qué, porque es una cosa personal y no es sólo a la hora de cantar. Quiero decir que mi hijo no tiene una pose, porque algunos de estos jóvenes me planteaban que si de pronto ellos asumiesen canciones reivindicativas… que dudaban de si se iba a ver como una pose personal…

A la conclusión que yo llego con ellos es que lo importante es hacer buenas canciones, que la actitud y la dimensión política de un cantautor no tiene tanto que ver con lo que compone y lo que crea sino con su actitud como ser humano en el momento y en el mundo real en que vive… Y que el compromiso va más allá de la canción, es una actitud personal de vida.

Por tanto yo no creo que la reivindicación que hago aquí de los cantautores tenga que ver con la necesidad de que los jóvenes cantautores deban asumir el papel que nosotros asumimos en los años sesenta, cuando vivíamos en dictadura y cuando no había libertades y cuando el cantautor era un poco la rendija por donde se colaban esas libertades.

Creo que hay entre esos jóvenes un nivel: de tocar bien la guitarra, crear bonitas melodías, escribir bien… y yo creo que eso es lo importante. Y que ahí está garantizado, en este siglo XXI el futuro de la canción de autor.

M.O.: ¿Y el Mercado va a garantizar ese futuro?
L.P.:
No, no (Risas). El Mercado no garantiza nada, el Mercado es la gran decepción de este siglo XXI. El cantautor se enfrenta a él, como cualquier músico… quizás el cantautor lo tenga más fácil por el hecho de que él sólo, con su guitarra, es capaz de asumirse en un escenario y de llenar ese escenario con su propuesta poética ¿no? Pero la música se ha democratizado a través de las redes, ya no estamos en manos de lo que ha desaparecido, que es la industria discográfica, y estamos por crear modelos nuevos de hacer llegar nuestra música. Y para los jóvenes ya no es tanto grabar un disco sino cantar en su casa con una cámara y colgarlo (en la Red). Y el resultado de eso es que al día siguiente hay dos mil personas, tres mil, depende de quien lo cuelgue, que han oído esa canción. Esa inmediatez que ya tiene de por sí la música y la canción, dentro de las Artes, que es la manera más rápida de hacer llegar tu trabajo… cantárselo a una persona… esa inmediatez… en eso ha ganado la canción. Con lo cual, de alguna manera, el futuro ligado al Mercado evidentemente va a responder a cómo se gestione esa nueva forma de hacer llegar tu música… y yo creo que los jóvenes lo tienen más claro a veces que los que llevamos muchos años en ello.

M.O.: Llama la atención el cambio de público que supone esta nueva forma de distribuir. Son treinta mil oyendo tu canción pero desde sus casas, desde sus ordenadores.
L.P.:
Sí es cierto, y es lo que hablaba el otro día con los chavales, que el cantautor en estos veintiúltimos años se ha quedado musicalmente en tierra de nadie… que ese es el dilema de los jóvenes cantautores: asumirse como cantautor supone arrastrar una rémora negativa que es lo que ha primado en este país con los cantautores políticos… Tanto estamos en tierra de nadie que hasta nuestra propia Academia de la Música nos niega. No hay premios …no existe el apartado de Canción de Autor. El cantautor se tiene que presentar por Pop, por Rock, por Música Tradicional o por otras cosas. Esta es la reivindicación mía en el poema… solapadas y justas reivindicaciones de dignidad, de orgullo, de lo que supuso eso que dimos, eso que aportamos a este país… contando la historia sin rendirnos y, además, sin acritud, o sea, con humor también.

Yo proponía a los jóvenes, el otro día en Murcia, que siento que es el momento de organizar un Festival de Cantautores, como se organiza en España Benicasim y otros… Porque ahora hay circulando por esos bares un número como nunca ha habido de jóvenes cantautores.

M.O.: ¿Nos queda la palabra?
L.P.:
Nos queda la palabra y creo en el poder de la palabra. Ese poema (¿Qué fue de los cantautores?) me lo ha demostrado, ha conmovido a muchas personas, ha removido sus cimientos. Creo que lo que nos mantiene a muchos de los que nos dedicamos a este oficio es la palabra, la poesía en este caso. Pero yo creo, más que en nada, en el poder de la palabra. Por más que se le dé la vuelta y que se le haya dado la vuelta y se le esté dando la vuelta por parte de los poderes al significado de muchas palabras, que se hayan apropiado, además, de muchas de ellas, allá donde un poema sea capaz de tocar el corazón de una persona, yo seguiré creyendo en el poder de la palabra.

Y nos tomamos un café y se fue a terminar de arreglar su coche con su amigo mecánico.