En el año que conmemora el 50 aniversario de las huelgas mineras de 1962, la minería y el conflicto subyacente, vuelven a saltar a la palestra. El mismo día que miles de personas apoyaban la minería y protestaban contra los últimos recortes antisociales del gobierno del Partido Popular en Madrid, mientras sufrían las duras represalias y golpizas de la policía por expresar de manera legítima su rechazo a tal atentado contra la dignidad de las personas, en Gijón, en la Semana Negra, se organizaba un acto en recuerdo y conmemoración de las huelgas mineras que pusieron en jaque a la dictadura franquista y que se convirtió, de paso, en un apoyo más a la situación de los mineros.

Ante más de 400 personas, fueron tomando la palabra el escritor de novela negra Alejandro Gallo, el Catedrático de Literatura Benigno Delmiro, el Profesor de historia contemporánea de la Universidad de Oviedo Rubén Vega y el histórico miembro del PCE Armando López Salinas, que fuera subdirector de Mundo Obrero y corresponsal en Madrid de Radio España Independiente.

Delmiro realizó un análisis sobre la función e importancia de la literatura minera española, inserta dentro de las múltiples formas en las que se expone la literatura social. Para él, la minería, desde hace 50 años y aun hoy en día, sigue siendo uno de los grandes “pozos” de donde bebe este género narrativo, que “no se cerrará nunca”. En cuanto a las citas y referencias, hizo hincapié en determinados autores como el propio Alejandro Gallo, con su novela Una mina llamada infierno, que retrata la situación de las minas leonesas, Dolores Medio con Celda común, que glosa una manifestación de intelectuales y artista en la Puerta del Sol de Madrid en 1962, en apoyo a las demandas mineras o Jorge Reverte con La furia y el silencio. Asturias, primavera de 1962, que trata las causas y consecuencias que dieron lugar a las huelgas mineras asturianas en tal año. También mencionó la implicación del cine y su papel a la hora de reflejar la lucha minera, como el cortometraje que ilustra el papel de las mujeres en las huelgas del 62, “A golpe de tacón”.

Rubén Vega centró su intervención en el por qué 50 años después, se conmemoran tales huelgas. “Fue más que una huelga, fue primero de mineros, empezando en el Pozo Nicolasa y luego de todos los obreros” afirmó. “Las huelgas afectarían al Régimen franquista en un gran número de aspectos; el mero hecho de que a partir de 1963 se realizasen estadísticas de huelgas, cuando estaban prohibidas por la dictadura, implicaba que debían convivir con ellas” apostilló antes de enumerar los logros de la misma. La huelga hizo tambalear parte de la relación entre el Régimen y la Iglesia, debido a la aparición de curas de base que ayudaban y se solidarizaban con los mineros. Afectaría también a la posición de España en el marco internacional, una posición olvidada durante mucho tiempo y que hizo que, justo cuando se pidió por primera vez la entrada del país en el mercado común, éste se paralizase. También implementaría el apoyo internacional, donde emigrados, brigadistas e intelectuales de todo el mundo, desde Estados Unidos a Australia, comenzarían a manifestarse de nuevo y sin miedo en apoyo a la huelga y contra la dictadura.

Por su parte, el histórico militante comunista Armando López Salinas, centró su intervención desde la vivencia personal del conflicto. “¿De quién depende la opresión? De nosotros ¿Y de que se acabe? De nosotros también”. Recordando algunas de las retransmisiones de Radio España Independiente, Salinas recordaba alguna de las cuñas emitidas “Asturias patria querida, hay una lumbre que se mantiene…” Según él, las huelgas mineras del 62, fueron un hito en las huelgas, el movimiento obrero español y el movimiento de oposición al Régimen, abriendo una vía de protesta que ya no tendrían vuelta atrás, coincidiendo con la opinión de los dos ponentes anteriores. “Los obreros rompieron el techo impuesto por Franco a pesar de su fuerza con apoyo de intelectuales como ahora, aparecieron nuevas organizaciones fuera del Sindicato Vertical, aun siendo ilegales; el movimiento estudiantil acrecentó su importancia en las universidades pese a la represión estatal o a la permanencia aun por entonces del siniestro Tribunal contra el Comunismo y la Masonería, que solo sería sustituido en 1963, tras la muerte del camarada Julian Grimau, miembro del Comité Central del Partido, junto con el que tuve el honor de trabajar”, dijo en una breve síntesis sobre como la situación del movimiento obrero español y de oposición al Régimen, cambió gracias a la huelga.

En cuanto a la situación actual, expuso que “En la España de los más de 5 millones de parados, de desahucios masivos, congelación de las pensiones y recortes en las prestaciones sociales, los patronos quieren que los trabajadores trabajen codo con codo con ellos, pero lo que no se defiende en la calle y en el puesto de trabajo, no se puede defender en una mesa de negociación. Ellos son el exponente de la dictadura capitalista y corrupta establecida en este país, desde el Tribunal Supremo, hasta en la administración pública como en el caso de Valencia, pasando por la Familia Real y la patética figura del Rey en un Consejo de Ministros”. ¿Para cuando un nuevo pacto de San Sebastián? ¿Para cuándo la III República?

A modo de cierre se refirió a los indignados y a los movimientos sociales: “tanto hoy como el otro día participé en marchas de indignados en Madrid y Gijón donde se gritaba: “¡Esto no es una crisis, es el sistema!” En ese momento recordé las palabras de Alberti: “Un fantasma recorre Europa, el mundo. Nosotros le llamamos camarada.” Por mucho que les pese a los ideólogos neoliberales, seguimos estando unidos para rato y por eso digo: proletarios del mundo uníos, indignados del mundo uníos, somos lo mismo y si no nos unimos, la lucha está cantada”

Finalmente y tras largos aplausos, los ponentes dieron paso a la Agrupación musical Solvay, quienes agradecieron a los asistentes su apoyo a los mineros y a las cuencas, para posteriormente entonar “Los Mineros” y “Santa Bárbara Bendita” acompañados por todos los presentes.