Los días 14 y 15 de junio se celebró la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 77 más China, celebrando el 50 aniversario de su existencia. Aunque mantienen el nombre de G-77, son hoy más de 130 los países miembros. Emitieron la llamada Declaración de Santa Cruz, por ser éste el nombre de la ciudad donde se realizó el cónclave. El título es toda una declaración de principios: Por un Nuevo Orden Mundial para Vivir Bien.
Ya decía Evo Morales antes de la Cumbre que “el desafío es el socialismo comunitario; la vivencia en colectividad, ser solidarios con el ser humano y vivir en armonía con la Madre Tierra”. Quizá por eso se ha silenciado este Evento por los grandes medios de comunicación, que le han dedicado escaso o nulo espacio periodístico. Pero al igual que dijo Galileo sobre el movimiento terrestre, “eppur si muove”, podemos indicar sin equivocarnos que aunque no lo informen, el movimiento de países del Sur, existe. Y es motivo de preocupación para las multinacionales y el Imperio norteamericano.
El Grupo de los 77 comenzó a celebrar sus encuentros en 1964, en Ginebra, Suiza. En esa reunión inaugural participó el Comandante Ernesto Che Guevara. Y sus palabras son un llamado a la acción y a la unidad: “Si (…) grupos de naciones subdesarrolladas, respondiendo al canto de sirena de los intereses de las potencias desarrolladas que usufructúan su retraso, entran en luchas estériles entre sí, (…) nuestro esfuerzo habrá sido baldío y las largas deliberaciones de esta conferencia se traducirán solamente en documentos inocuos y en archivos en que la burocracia internacional guardará celosamente las toneladas de papel escrito y los kilómetros de cinta magnetofónica en que se recojan las opiniones verbales de los miembros”.
En esta Cumbre del 50 Aniversario, Evo Morales señaló en el discurso inaugural que “15 empresas transnacionales controlan el 50% de la producción mundial. Hoy, como hace 100 años, en nombre del libre mercado y de la democracia, un puñado de potencias imperiales invade países, bloquea el comercio, (…) Fruto de todo ello, los derechos sociales de los pueblos están en peligro. (…) Necesitamos construir una visión distinta del desarrollo occidental capitalista, transitando desde el paradigma del Desarrollo Sostenible al paradigma del Desarrollo Integral para Vivir Bien. Ningún desarrollo es sustentable si la producción destruye la Madre Tierra, ya que es la fuente de la vida y nuestra existencia”. Después de plantear la necesidad de que los servicios básicos (agua, energía eléctrica, comunicaciones, sanidad, educación, etc.) tengan la concepción de Derecho Humano apuntó a que esos servicios deben estar en manos del Estado, de la Comunidad. Y recordando quizá las palabras del Che en esa primera cita del G-77, abogó por la creación de un Instituto de Descolonización y Cooperación Sur-Sur que pueda ir concretando las ideas expuestas en estos encuentros.
Finalizó su intervención señalando que “El siglo XXI tiene que ser el siglo de los pueblos, de los obreros, de los campesinos, de los indígenas, de los jóvenes, de las mujeres; es decir, de los oprimidos. El protagonismo de los pueblos significa la renovación y profundización de la democracia. (…) Antes fuimos colonizados y esclavizados, y con nuestro trabajo robado se levantaron los imperios del Norte. Pero nuestra liberación (…) es a la vez la liberación de la humanidad entera porque nosotros no luchamos para dominar a otros; luchamos para que nadie domine a otro. Hoy otro mundo no solo es posible sino que es imprescindible. Hoy otro mundo es imprescindible porque si no, no habrá ningún mundo posible”.
Cabe destacar que en la Declaración Final, se demanda el levantamiento del bloqueo norteamericano a Cuba, se solidarizan con el pueblo Palestino, con Argentina en su disputa por las Islas Malvinas, reiteran la solidaridad con el presidente Evo Morales en el incidente vergonzoso de no permitir el vuelo del avión presidencial (incidente en los que participó el gobierno Rajoy, siguiendo el dictado del amo Obama), y señalan expresamente “la importancia de no permitir que los fondos buitre paralicen las actividades de reestructuración de la deuda de los países en desarrollo ni priven a los Estados de su derecho a proteger a su pueblo conforme al derecho internacional” en un claro apoyo al gobierno argentino en su disputa con estos fondos especuladores.
Los pueblos del Sur se mueven, y el Che en el lejano 1964 valoraba correctamente la importancia del G-77: “si se puede llegar a una solución satisfactoria para la mayoría, se habrá logrado dar un paso único en la historia del mundo”.