Como era de esperar, Felipe de Borbón se ha desentendido del asunto del ducado de Franco cuando es él quien, en realidad, tiene la potestad para eliminarlo (lo creó el rey padre el 26 de noviembre de 1975). Ya está dicho todo al respecto; si el novísimo gobierno socialista tiene voluntad de embarcarse en un casi infinito proceso de informes, contrainformes y demás papeleos, otorgamientos o legitimidades… para rectificar la postura del monarca, habrá esperanza de algún tipo de cambio, aunque nada perece indicar que este deseo pueda hacerse realidad, sino más bien un caso cerrado.

Un emotivo alegato contra la guerra y las consecuencias que de ella se derivan fundamentalmente entre la población civil, tuvo lugar a finales de primavera en la ciudad catalana de Granollers -reconocida como una villa abierta a la paz-, en el memorial que recuerda a las víctimas de los bombardeos que sufrió el municipio durante la guerra por parte de los golpistas y sus aliados: nunca más al horror de la guerra, se manifestaba en el comunicado leído durante el homenaje, ni aquí ni en ningún otro sitio, siguiendo la estela de Durango, Guernika, la carretera de Málaga-Almería y otras iniciativas similares de denuncia a los fascismos y sus agresivas consecuencias, así como la apuesta por la paz y la convivencia.

Que tampoco se nos pierda en el olvido la defensa a ultranza del entonces ministro de Interior con Rajoy, Juan Ignacio Zoido, a escasas horas de salir del gobierno debido al éxito de la moción de censura planteada por el grupo socialista y apoyada mayoritariamente en la Cámara, del exinspector de la policía franquista Antonio González Pacheco, cuya extradición pidió en su día la justicia argentina al ser denunciado por delitos de tortura y al que una medalla de plata al mérito policial otorgada por el ministro de la Gobernación con UCD, Rodolfo Martín Villa -igualmente reclamado por la jueza María Servini desde Buenos Aires-, en junio de 1977, le supone un incremento en concepto vitalicio del 15% a su pensión por servicios extraordinarios. Identificado y denunciado en multitud de ocasiones por violación sistemática de los derechos humanos durante el ejercicio de su función pública, “Billy el Niño”, como es conocido por sus víctimas, se mantiene doblemente impune; por una parte, sin abrírsele causa por los delitos de los que se acusa, y por otra, cobrando un incremento salarial desde hace cuarenta años que según el exministro Zoido no parece que haya justificación legal para retirárselo. Pero parece ser que, aún siendo una concesión preconstitucional, el Gobierno puede retirar una medalla a cualquier funcionario público sin necesidad de acudir a un debate y posterior votación parlamentaria. Veremos lo que el nuevo Ejecutivo socialista hace sobre este caso, si es que les entrara en agenda, y el de otras condecoraciones honoríficas similares de la que se beneficia el agente estrella Pacheco.

A pesar de ser un acto con contenido más simbólico que cualquier otro, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, pidió solemnemente perdón público a los y las homosexuales por la persecución y crímenes cometidos contra ellos durante el gobierno de Hitler y ante el monumento erigido en Berlín en memoria de las víctimas -entorno a las 54.000 represaliados y 7.000 asesinados en campos de concentración entre 1933 y 1945- muy cerca de la Puerta de Brandeburgo, en el parque del Tiergarten. Este reconocimiento es consecuencia de la aprobación, en 2017, de una ley por la que quedaron anuladas las condenas impuestas desde el fin de la II Guerra Mundial, de acuerdo con el artículo 175 del anterior Código Penal, endurecido por los nazis, pero que siguió vigente hasta 1994. Esto fue el tres de junio pasado; ejemplo a seguir, también en relación a la anulación de condenas.


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