La República de Paraguay es un país de unos siete millones de habitantes con una superficie algo menor que la de España y una pirámide poblacional llamativamente joven con un promedio de edad de 26 años.

Con algo más de dos centenares de casos confirmados y una decena de fallecidos, Paraguay sigue la estela neoliberal en el modo de enfrentar la pandemia.

Paraguay registra el menor índice de pruebas realizadas para detectar el Covid-19 (26 pruebas cada 100.000 habitantes [1]), lo cual, sumado a la endeblez del sistema sanitario público, plantea dudas razonables en las estadísticas oficiales. Lo atípico es que “según el último informe del Ministerio de Salud, el margen de 20 a 29 años sigue siendo el más elevado. Y existen más niños que ancianos infectados”. [strong>[2]

El gobierno presidido por Mario Abdo Benitez actuó con rapidez y contundencia ante la aparición de los primeros casos. Rapidez y contundencia que no demostró con el dengue, que todos los años entre febrero y marzo causa numerosas víctimas. De hecho, en el pasado mes de febrero había provocado ya 34 muertes [3]. Los más afectados son los sectores empobrecidos de la población. Al respecto, “los trabajadores que luchan contra el virus (del dengue) hablan de la dificultad de combatirlo, mientras advierten que las cifras son más de las anunciadas y califican de alarmante la situación” [4]

Paraguay cuenta cada vez con mayor presencia de tropas yanquis, y hasta de “asesores” del FBI [5], con la aprobación de los grandes medios voceros de las mayores fortunas paraguayas. Los mismos medios y sectores que rechazan la propuesta del Frente Guasú (Frente de izquierdas) de solicitar la ayuda de la brigada médica cubana, tachándola de “propuesta ideológica” [6] según declaraciones de la presidenta del Círculo Paraguayo de Médicos en declaraciones radiofónicas. Descartan ayuda médica especializada, sin considerar que los sectores postergados del pueblo paraguayo no tienen protección sanitaria y que, ante un empeoramiento de la pandemia del coronavirus y la habitual amenaza del dengue, toda ayuda experimentada que se reciba salvaría muchas vidas.

Las principales medidas adoptadas por el gobierno han sido el aislamiento social y el cierre de fronteras, sin permitir la repatriación de los paraguayos que estaban fuera del país cuando se estableció la cuarentena. [7]

Todo está precarizado

El confinamiento decretado desde hace semanas no afecta por igual a tod@s. Pueden salir quienes tengan el certificado laboral de la empresa en que trabajan. El problema es que la mayoría de la población está sumergida en la economía “informal”. Tienen que optar entre no comer o arriesgarse a una multa. Las fuerzas policiales y militares multaron a más de 2.500 personas [8], sin detenerse a considerar el estado de necesidad de la población. Hasta la fiscal Teresa Sosa reconoce que “los infractores de la cuarentena en su mayoría lo hacen por necesidad” [9].

El doctor Guillermo Sequeira, máximo responsable de dirigir la vigilancia epidemiológica de enfermedades de Paraguay, en una entrevista otorgada al periódico comunista Adelantenoticias.com dice que “esta epidemia no acabará con la humanidad pero es un aviso. (…) Por eso no podemos volver al mismo punto en el que estábamos antes de la pandemia (…) Un individualismo que no tiene en cuenta a su propia especie y tampoco al planeta. Esa normalidad no puede seguir (…) Hoy todo está precarizado. Todo se compra y paga en función de ‘mayor efectividad, mayor productividad’. Se reduce la vida a eso y por supuesto también la salud. Parte de eso es la privatización de la salud.” [10].

Señala el Partido Comunista Paraguayo que “hemos visto en las noticias la insuficiente cantidad de camas y de respiradores que tenemos, la ausencia de condiciones básicas de seguridad para el personal de salud y para los pacientes, la falta de centros de salud, medicamentos e insumos básicos. Y además de esto, la ausencia de seguridad social y jubilación termina de demostrarnos que la lógica del ‘cada uno para sí’ es la que se nos impone ante esta crisis. (…) el Estado paraguayo está financiado por las mayorías trabajadoras y dirigido por las minorías explotadoras”. [11]

Muchas de las barriadas humildes, ante la escasa o nula cobertura estatal, organizan la solidaridad, como señala un editorial de Adelantenoticias.com: “las ollas populares y los cuidados autogestionados en los barrios, en los lugares de trabajo, están salvando gran cantidad de vidas. Es la solidaridad de ese otro país, el de las mayorías trabajadoras, la que construye su cobertura para evitar que la catástrofe se extienda y para asistir a quienes están en peores condiciones ” [12]. Siendo ejemplo de ello el barrio Caacupemi, una zona ribereña de Asunción (capital de Paraguay), con una población empobrecida y con trabajo informal precario, como vendedores ambulantes, empleadas de hogar, obreros de la construcción, recicladores del vertedero de basuras, etc.

Dice Najeeb Amado, Secretario General del Partido Comunista Paraguayo, que “necesitamos reorganizar nuestra forma de vivir en el mundo. Necesitamos con urgencia desarrollar otra normalidad en la cual se priorice la vida por encima del lucro”.

NOTAS:https://www.lanacion.com.ar

2. https://www.lanacion.com.py

3. https://www.hispantv.com

4. Ver mismo artículo de hispantv.

5. https://www.hispantv.com

6. https://www.hoy.com.py

7. https://as.com

8. https://www.lanacion.com.ar

9. https://www.abc.com.py

10. http://www.adelantenoticias.com/

11. https://adelantepymatic.wordpress.com

12. https://adelantepymatic.wordpress.com