Resulta sorprendente el anuncio realizado por el presidente de la CARM, Fernando López Miras, relativo a la compra de las 310 hectáreas que forman la Marina del Carmolí, paraje situado en el municipio de Cartagena, con el propósito de renaturalizar el Mar Menor. Este lugar ya cuenta con diversas figuras de protección, incluida su pertenencia a la Red Natura 2000, gracias a las cuales es actualmente uno de los lugares de mayor riqueza ambiental del entorno del Mar Menor.
Estamos, por tanto, ante un espacio que ya está naturalizado y que actúa como un filtro natural ante la entrada de aguas nitrogenadas procedentes de la agricultura intensiva. La Marina del Carmolí tiene precisamente su principal amenaza en el aporte de aguas cargadas de nitratos, como lo demuestra la rápida expansión de la caña frente a la vegetación tradicional y autóctona que se viene observando en esta zona. Una de las últimas agresiones que recibió la marina vino precisamente del gobierno regional y fue la construcción dentro de este espacio natural de una tubería para derivación de caudales sin los informes ambientales pertinentes, motivo por el cual la fiscalía mantiene investigada a Adela Martínez, antigua Consejera de Medio Ambiente en el gobierno de López Miras.
Es una nueva cortina de humo por parte del gobierno regional con la intención de captar fondos europeos teóricamente destinados a la recuperación del Mar Menor para poner en marcha medidas meramente estéticas y así dar la impresión de que «están haciendo algo» en un momento de enorme presión y movilización social, cuando la realidad es que por parte del gobierno del Partido Popular se sigue sin actuar sobre las causas que motivan el proceso de eutrofización que viene arrastrando el Mar Menor.
El gobierno regional se muestra nuevamente incapaz de plantear soluciones en origen que afecten a los privilegios de la agroindustria y se lanza a comprar a bajo precio espacios naturales ya protegidos en una operación que recuerda a la situación acaecida en torno a Cabo Cope hace unos meses.
Pedimos al gobierno regional que invierta el dinero que tiene previsto para la compra de la Marina del Carmolí en la adquisición de fincas agrícolas situadas cerca del Mar Menor con la intención de renaturalizarlas y crear un auténtico cinturón verde en torno a la laguna salada que impida la llegada de nutrientes.