2021 es el año europeo del ferrocarril y la Coordinadora Estatal por el Tren Público Social y Sostenible (de la que forma parte el PCE), convoca jornadas de movilización en octubre.

Los medios de transporte de un país son una de las bases de su desarrollo. En torno al transporte se genera actividad económica y comercial, y facilita la movilidad entre personas y mercancías.

Una vista rápida sobre cómo están diseñados los distintos medios de transporte en nuestro país, visibiliza y refleja el modelo neoliberal, radial y centralista de los mismos; lo mas alejado a las necesidades que como sociedad tenemos de unos transportes que vertebren el territorio y faciliten la cohesión social.

España ha recibido el 15% de los fondos europeos destinados al ferrocarril y no es casual que el 95% de los fondos de cohesión y FEDER hayan ido a las líneas de alta velocidad de pasajeros. La red de alta velocidad en España es la más extensa de Europa y la segunda del mundo después de China. Red promocionada como modelo de progreso y desarrollo y que lo que en verdad esconde es el lucrativo negocio de la construcción financiado con fondos públicos.

El gran negocio

Tiremos del hilo de las constructoras: FCC construcciones, Ferrovial, Villar Mir, Acciona, etc. todas ellas herederas de las fortunas acumuladas en la dictadura franquista y sustentadoras del régimen del 78. Ninguna sorpresa, es la expresión de los intereses de los gobiernos anteriores del máximo beneficio empresarial sin tener en cuenta los intereses generales de nuestro pueblo. Las constructoras han recibido los beneficios de las obras y ahora le corresponde a ADIF -encargada del mantenimiento de la red- y a RENFE -la operadora publica-, asumir el déficit del mantenimiento del AVE.

La historia del ferrocarril es la historia del desarrollo del modelo capitalista y neoliberal, centrado en la necesidad de transportar mercancías a gran escala y, de forma paralela, el transporte de personas entre núcleos de población garantizando el desarrollo del modelo industrial que se inicia a finales del siglo XVIII.

En España, a partir de 1850 fueron empresas privadas, de capital francés, inglés y alemán, unidas a algún empresario español quienes crearon las primeras compañías ferroviarias, todas ellas ligadas al extractivismo, la industria derivada, el comercio y el movimiento de mercancías, un negocio en alza que trunca el golpe militar franquista; la destrucción provocada en nuestro país por el golpe militar obliga en los años cuarenta a la dictadura a nacionalizar las pérdidas y se crea RENFE.

Repensar el modelo de transporte de personas y mercancías

RENFE asume toda la red existente en nuestro país, generando una red radial con centro en Madrid. Ese modelo radial, junto con algunas excepciones, como el ferrocarril de vía estrecha (FEVE), ha sido y es el modelo imperante en nuestro país. Durante los últimos treinta años hemos asistido a un proceso de desmantelamiento y eliminación de trazados transversales que no pasasen por Madrid (Vía de la Plata, Andalucía-Levante, Santander-Mediterráneo).

La apuesta por el ferrocarril como uno de los factores de vertebración del territorio y sostenibilidad ambiental, parte también de nuestra impugnación del modelo económico y social, capitalista y neoliberal. El modelo neoliberal de una persona un coche, no sólo es una barbaridad ecológica, medioambientalmente insostenible, es la respuesta individualista a una necesidad, la del transporte, que solo puede ser abordada mediante soluciones de transporte público y colectivo. Todo ello no se podrá abordar sin la necesaria electrificación de toda la red por un lado y la ampliación de ésta para comunicar todo el territorio y llegar a los lugares donde hoy no son posibles los desplazamientos si no cuentas con vehículo privado. De forma valiente, pero necesaria, debemos repensar todo el sistema de transporte de mercancías en la idea de apostar por una economía autocentrada, de producción y consumo de cercanía.

Cambiar radicalmente la apuesta por la liberalización de las líneas, empresas que se crean para comprar concesiones de trayectos y operar sobre los mismos (los mas rentables) y donde las perdidas las tendrá que asumir el Estado, junto con los trayectos deficitarios económicamente. La apuesta por un modelo desarrollado, equilibrado, sostenible y eficiente del ferrocarril pasa por:

– La vertebración del territorio, la complementación radial con un desarrollo de líneas transversales, que permitan relaciones más equilibradas entre las Comunidades Autónomas.

– La planificación de los intereses comerciales junto a las necesidades sociales, necesidades que van más allá de lo que supone el desplazamiento laboral; tiene que abordarse el desplazamiento escolar, sanitario, de ocio y relaciones sociales.

– Ampliar el concepto de cercanías, abarcando no sólo a las grandes ciudades, sino a áreas de menor población, incluyendo el interés comercial, turístico, de ocio etc.

La apuesta por un cambio profundo en el modelo de transporte, más sostenible, que potencie el transporte público multimodal, que sea asequible para todas las personas y realidades territoriales, necesita también un abordaje feminista de las propuestas y soluciones que se planteen.

Es imprescindible revertir el proceso de desmantelamiento y privatización del ferrocarril que se ha producido en nuestro país con un perverso criterio de rentabilidad económica e irresponsable aplicación de Directivas Comunitarias. Apostar por el tren de cercanías y media distancia, que suponen el 96% de las personas que viajan en ferrocarril, cuando la inversión destinada a su mejora y funcionamiento no pasa del 30%, frente al AVE que se lleva el 70%.

Nuestra apuesta política pasa por el incremento del transporte de mercancías por ferrocarril. El tren en nuestro país sólo mueve un 4% de las mercancías frente a un 75% de la carretera; frente al crecimiento entre un 12% y un 17% en países como Francia, Alemania o Italia. Alcanzar los objetivos europeos para 2030 para transferir al tren un 30% del transporte por carretera, parece objetivo inalcanzable en nuestro país, donde lo que se ha producido en los últimos diez años es un descenso de mas del 13% en el transporte mercancías por tren; una muestra clara del abandono de las políticas públicas ferroviarias y la necesidad urgente de revertir esta situación.

Tren y cercanía, para combatir el impacto negativo que el transporte ejerce en el medio ambiente y en la calidad de vida de todas y todos. El impacto del transporte supone aproximadamente un cuarto del consumo de energía y emisiones totales de CO2.

Tren y cercanía, para reducir la dependencia que tenemos del petróleo; las emisiones de CO2 del ferrocarril son 3,5 veces inferiores por tonelada-kilómetro a las del transporte por carretera.

A la clase trabajadora nunca nos ha sido regalado nada, los derechos han sido conquistados por la unidad y la lucha, por ello salgamos a la calle a defender lo público, que es patrimonio del pueblo y no de especuladores y mercaderes.

(* )Yolanda Rodríguez González y Carlos Vázquez son Responsable de Convergencia y Unidad Popular del PCE y Responsable del Área Externa del PCE respectivamente.

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