Tras el triunfo del SPD en Alemania, el centroizquierda gobierna en ocho países de la UE pero habrá que esperar a su relación con la OTAN y con la política económica del BCE para comprobar si la reforma será efectiva o tan sólo cosmética.

La victoria del SPD se sumó a los recientes triunfos de esa corriente reformista en los países escandinavos. Parece ser que invocando meramente al espíritu de la reforma la UE sanará sus males coyunturales y las diferencias estructurales entre sus países miembros. Sin embargo, para saber si las reformas prometidas modificarán realmente las reglas de juego o será simplemente un maquillaje, habrá que ver qué sucede con la colaboración con la OTAN, la política financiera, fiscal y monetaria común del Banco Central Europeo (BCE), la política energética con vistas a la Agenda 2030 y los objetivos de Desarrollo Sostenible o la política migratoria.

El SPD, los Verdes y el Partido Demócrata Liberal (FDP) acordaron el marco general para comenzar las negociaciones de una coalición de gobierno. En clave doméstica, la reforma ecológica de la economía, el relanzamiento del crecimiento económico y la corrección de la creciente desigualdad social y regional constituyen los puntos centrales sobre los cuales deberán alcanzar acuerdos. Hacia la UE tendrán que definir cuánto pretenden flexibilizar el Pacto Europeo de Estabilidad y Crecimiento, cómo pretenden reformular la caótica política europea de migración y refugio, qué posición adoptarán sobre la alianza con Estados Unidos y especialmente el papel de la UE en sus lazos con la economía mundial globalizada.

En el plano de la gobernanza europea el apoyo a la flexibilización del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que ahoga al continente chocará de frente con sus correligionarios nórdicos. Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia tienen gobiernos de centro-izquierda por primera vez en más de 60 años pero implementan políticas financieras y monetarias ortodoxas. Respecto a las bases de la OTAN en territorio europeo y su dependencia militar, los países nórdicos tampoco apoyan la creación de un ejército europeo. Mientras los principales partidos alemanes coinciden con la propuesta de la Comisión Europea para reubicar a cuotas de refugiados dentro de la UE, otros gobiernos socialdemócratas insisten en devolverlos al primer país de ingreso en el bloque europeo.

Queda pendiente la subordinación de la UE a los dictados de la política exterior estadounidense en materias como el bloqueo económico a Cuba y el acoso constante a Venezuela, centrados en la figura de Josep Borrell, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad desde 2019.

La OTAN sigue siendo un instrumento al servicio de las políticas económicas y el hegemonismo estadounidense que pone palos en la rueda a los vínculos geoestratégicos y económicos de mutua colaboración de la UE con China y Rusia en un mundo multipolar. En la medida en que la UE no resuelva su dependencia de Estados Unidos, esta ola socialdemócrata será simplemente agua de borrajas para el futuro.

Secretario Político Núcleo Argentina PCE Exterior