Una marea verde feminista llenó las calles de Argentina hace un año para celebrar un hito en materia de derechos humanos e igualdad. «38 votos afirmativos, 29 negativos y una abstención, se convierte en ley», fueron las palabras que aprobaron la ley de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.

La legalización del aborto en Argentina fue un ejemplo para otros países de Latinoamérica que aún continúan forzando a las mujeres a abortar de manera clandestina, provocando miles de muertes. Según la OMS, en América Latina y África, “la mayoría de los abortos (casi tres de cada cuatro) son peligrosos”. Además, el Instituto Guttmacher afirma en un informe sobre el aborto inducido que “las complicaciones debidas a los procedimientos de aborto inseguros representan un 13% de las muertes maternas en todo el mundo, 47.000 al año”.

Esta conquista fue posible gracias a las miles de mujeres que marcharon y lucharon en las calles de la República Argentina. El 8 de agosto de 2018 tuvo lugar una emocionante marcha al Senado donde se empezaron a escuchar, con mucha más fuerza, las voces que exigían un aborto legal y seguro. Una cuestión no solo de feminismo sino de clase, ya que son las mujeres con menos poder adquisitivo las que no pueden viajar a otros países donde sí es legal y se ven abocadas al aborto clandestino en condiciones totalmente inseguras para su salud.

Cristina Simó, Secretaria del Área Feminista del PCE, escribía hace un año sobre la criminalización del aborto y afirmaba que “en Argentina se ha conseguido diferenciar entre un debate político y uno moral. Porque la política no puede basarse en la moral de quien legisla sino en la justicia para todas las personas, incluidas las mujeres”. Según Simó, “las mujeres somos víctimas de la unión del poder político, económico y religioso cuando aúnan sus fuerzas para imponer una regresión en los derechos de las mujeres, como es el derecho al aborto”.

En el primer aniversario de la ley, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito ha convocado un pañuelazo federal en las plazas del país. Argentina se convirtió en el ejemplo a seguir del movimiento feminista latinoamericano y del resto del mundo. El movimiento feminista continúa luchando contra la disparidad entre las provincias argentinas para el acceso al aborto, en favor de los derechos humanos de las mujeres, de la libertad y de la democracia.