En el número anterior, a cuenta de la breve semblanza a E.O. Wilson, hacíamos referencia a un grupo de científicos de izquierdas en EEUU conocidos como La Ciencia para el Pueblo, (“Science for the People”). Pero, ¿quiénes son y de dónde surge este grupo?
Entre las múltiples etapas que en que podemos clasificar el devenir científico-filosófico, encontramos que a partir de 1968 comienza un fuerte proceso de cuestionamiento de la ciencia y la tecnología y de sus impactos sociales y ambientales.
Si el período posterior a la Segunda Guerra Mundial venía marcado por una confianza casi ciega en el poder de la ciencia (¡y no era para menos, se había triunfado frente al fascismo y se empezaba a reactivar la economía!), a partir de 1955 las cosas empiezan a ser menos brillantes y los motivos para el optimismo exultante empiezan a tambalearse: la guerra fría, la carrera armamentística, las carnicerías de Corea y Vietnam cortesía de EEUU o las alarmas desatadas a cuenta de la utilización salvaje de insecticidas o fertilizantes sin tener en cuenta sus consecuencias en salud humana y ambiental son algunos de los hechos que ponen en alerta a la comunidad científica y sirven como base para la reacción del mundo académico: a finales de la década de 1960 nace Ciencia para el Pueblo.
Este colectivo de hombres y mujeres trabajadoras de la Ciencia surge en San Francisco, como grupo de oposición a la Guerra de Vietnam, y casi inmediatamente se expandió por todo Estados Unidos, despertando la conciencia y la responsabilidad de la comunidad científica en la sociedad.
Este grupo inicial estaba formado tanto por profesorado como alumnado crítico con la situación sociopolítica de su país y preocupado con lo que entendían como un mal uso (incluso abuso) de la ciencia y la tecnología puesta a disposición de intereses muy alejados del beneficio social.
¿Y qué demandaba este combativo grupo? Por supuesto, el fin de la intervención yanqui en Vietnam. Y, en general, el fin del uso militar del conocimiento científico y la oposición a involucrarse en proyectos de desarrollo armamentístico que conllevaran la supremacía de unos pueblos sobre otros. Tampoco fueron neutrales en otros muchos temas, y abordaron cuestiones como el acceso a un sistema universal de salud pública, el cambio climático, el rechazo a la energía nuclear y la apuesta por fuentes de energía renovables, la justicia social y la necesidad de que, desde la ciencia, se acabe con toda discriminación de raza o género (¿se acuerdan del beef con EO Wilson que les contaba a cuenta de su teoría de la Sociobiología? Este grupo acusaba a Wilson y Richard Dawkins de sentar las bases para la supremacía blanca o los comportamientos egoístas con fundamentos genéticos). Todo ello, como no podía ser de otra manera, atravesado por la lucha de clases ya que los impactos de la desigualdad social estaban muy presentes en los análisis y propuestas.
Pasado el tiempo fue decayendo la actividad de este grupo. La revista que daba nombre al colectivo dejó de publicarse en los 80 del pasado siglo y, finalmente, la actividad cesó (*).
Entre las figuras notables que podemos encontrar en el grupo original encontramos a los brillantes referentes académicos e investigadores como Stephen Jay Gould y Richard Lewontin, quizá los nombres más reconocidos, pero también a Chandler Davis, Anne Fausto-Sterling, Douglas J. Futuyma, William A. Haseltine, David Himmelstein, Ruth Hubbard, Richard Levins, Karen Messing, James A. Shapiro o Steffie Woolhandler.
Sirva este artículo como primero de (esperemos) una larga lista de pequeñas incursiones en hitos científicos y los y las trabajadoras de la ciencia que los protagonizaron.
(*) ¡No se pongan tristes! El cese de actividad duró hasta 2014, año en que otro grupo de científicos y científicas deciden darle vidilla al grupo y reorganizarse, lanzando la declaración “Which way for science?” en la que destacaban, por ejemplo, la falta de visibilidad de las experiencias científicas de grupos históricamente marginados como mujeres, personas racializadas y otros. También, «Which Way for Science?» pretendía ser un toque de atención sobre los lazos históricos de la ciencia con el capitalismo y el militarismo de EE. UU. y reclamaba un cambio radical en su práctica.