Desde septiembre, debido a la inflación y sumado a la problematica de la contaminación, el Gobierno de coalición tomó algunas medidas coyuntulares. Entre ellas, se incluía la de abaratar el transporte público para potenciar su uso y tratar de reducir el uso de los vehículos contaminantes.

Con estas medidas se incluía un abono de Renfe (Cercanías y Media Distancia) gratuito y una reducción del 30% del precio de los abonos transporte en Madrid, a lo que la administración regional sumó un 20%, lo que supuso que desde el verano el abono costase la mitad. Ello provocó un aumento importante del uso del transporte público, cumpliendo así con el objetivo previsto.

Pese al éxito de la medida. A partir del 1 de enero, el gobierno del PP ha decidido acabar con esta ayuda al transporte en un nuevo ataque dirigido a las clases populares, principales usuarias del transporte público colectivo. Desde el PCE de Madrid han denunciando en una campaña que «esta medida puede provocar que muchas personas dejen de usar el transporte público y vuelvan a coger sus vehículos privados».

Para la Organización madrileña del PCE, «el transporte público tiene que ser más rápido, más cómodo y más barato que el privado. Si no es así, quienes se lo puedan permitir, podrán volver al coche. Con ello se va a conseguir un retroceso en la lucha contra el cambio climático y por un futuro para el planeta». Es así que piden «más transporte público para cambiar el modelo de movilidad, Más inversión y tarifas más accesibles», como propuestas para mejorar este servicio público.