La imagen es dantesca. Centenares de partidarios del candidato de extrema derecha, Jair Bolsonaro, han asaltado las sedes del Legislativo, el Poder Judicial y la Presidencia en la capital brasileña intentando llegar hasta las dependencias del presidente Lula.
Los golpistas han roto el cerco policial y han subido la rampa que da acceso al techo de los edificios de la Cámara de los Diputados y del Senado pidiendo una intervención militar para derrocar a Lula. Estos ultraderechistas, en su mayoría con camisetas amarillas y verdes y banderas de Brasil, se niegan a aceptar la victoria de Lula en las elecciones del pasado octubre.
Este asalto, que recuerda al lamentable momento vivido hace ahora dos años en el Capitolio estadounidense, se produce por parte de quienes intentan ganar violentamente y a través de un golpe de estado lo que pierden en las urnas.
En un comunicado emitido desde el Partido Comunista de España, ha condenado este nuevo ataque a la democracia brasileña y ha solicitado respeto a la voluntad popular y a las instituciones brasileñas, y reclamando un pronunciamiento del Gobierno de España y de la Comisión Europea en el mismo sentido.