La vida y la muerte, nada más antagónico y sin embargo nada más unido: no hay vida sin que haya muerte, que todo lo que nace muere, es quizás la enseñanza primera que tenemos, sin embargo, nunca estamos preparados para su llegada, siempre nos sorprende y siempre pensamos en su inoportunidad, en que no era el momento y mucho menos, que la persona que ha sido escogida por el destino, sea la persona idónea para abandonarnos.
Hoy hemos conocido el fallecimiento de nuestra querida amiga, compañera y camarada Salce Elvira Gómez, histórica batalladora, mujer valiente, decidida, luchadora, impulsora de la creación de las CCOO como herramienta para la defensa de los derechos de la Clase Obrera, luchadora contra el franquismo, mujer feminista, incombustible en sus convencimientos, sensible, solidaria, íntegra, entregada a los demás para todo lo que significara la defensa de la dignidad de las y los trabajadores.
Hoy hemos conocido su muerte y ya empiezo a echar en falta sus sabios consejos, su tranquilidad, su sabiduría sobre la problemática obrera, su respuesta siempre ágil y oportuna, sus mordaces comentarios sobre quienes se lo merecían y sobre todo, su facilidad dialéctica y su enganche con quienes escuchaban sus enseñanzas en las múltiples batallas en las que participó en defensa de los derechos de los más desfavorecidos.
Querida amiga y hermana Salce, hoy te decimos adiós, hoy te digo adiós con el corazón encogido por el dolor, pero con el orgullo de haberte conocido y haber bebido de tus enseñanzas. La muerte, despiadada y cruel, pero real como la vida de la que nace, nos ha arrebatado tu presencia llenándonos de lágrimas, pero llenos igualmente de tus conocimientos y tu capacidad de lucha.
Descansa en paz, querida camarada.
(*) Secretario General de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO de Madrid