La Comisión de Investigación de la DANA en el Congreso no nació por azar, sino por necesidad democrática. Las familias del País Valencià, de “l’Horta Sud”, de “La Ribera”, la “Oya de Buñol” y de tantos pueblos y barrios humildes exigieron justicia ante un abandono institucional intolerable. El PP intentó bloquearla para proteger a su presidente autonómico, pero la fuerza colectiva, la de las víctimas organizadas y la de quienes defendemos la verdad , consiguió desbloquearla. No fue un gesto individual, sino un acto colectivo: la presión de un pueblo que se niega a que la tragedia quede enterrada bajo el silencio.
Desde el inicio de los trabajos de la Comisión quedó claro que lo que estábamos haciendo no era un trámite, sino un ejercicio auténtico de control democrático. Las víctimas hablaron con una dignidad que desbordó el relato oficial del Consell. Frente a su verdad, la comparecencia de Carlos Mazón se hundió rápidamente. Llegó con un guion preparado, frases hechas y una imagen cuidadosamente construida, pero esa coraza no resistió ni cinco minutos de preguntas serias. La realidad de la DANA, la real, la que vivieron los pueblos y los vecinos, desmontó la ficción institucional.
Mazón aseguró solemnemente que “estuvo al mando en todo momento”, pero cuando le pedimos relatar qué hizo exactamente entre las 19:00 y las 20:28, el tramo más crítico de la catástrofe, cayó en contradicciones sucesivas. Primero dijo que coordinaba, luego que supervisaba, después que no recordaba los detalles y, finalmente, que no podía precisar su localización ni sus comunicaciones. Cada respuesta debilitaba la anterior. La incoherencia fue tan evidente como incómoda para su bancada. La realidad supera la ficción: admitió estar de “comilona” y “hablando de fútbol” cuando nuestro pueblo se ahogaba.
Su contradicción más reveladora llegó cuando afirmó que “la comunicación institucional funcionó perfectamente”. Bastó una pregunta sobre el retraso en la activación del CECOPI para que su versión se viniera abajo: negó retrasos, luego dijo que no recordaba, después insinuó responsabilidades de técnicos y, por último, admitió que no tenía los datos a mano. Esa secuencia, unida a su confusión sobre si estuvo o no incomunicado, evidenció que la gestión del PP fue tan improvisada como desordenada. Un acto terrible.
Pero nada de esto es casual. La actuación de Mazón no es un accidente: es la forma en que el PP gestiona todas las emergencias. Un patrón que conocemos bien: minimizar riesgos antes de que ocurra la tragedia, improvisar cuando estalla, culpar a otros cuando se evidencia su fracaso y blindarse políticamente cuando llega la rendición de cuentas. Lo vimos en incendios, riadas, crisis sanitarias y temporales. Y ahora lo vemos de nuevo en la DANA. No es incapacidad personal: es un modelo de gobierno donde la propaganda pesa más que la vida de la gente.
Las DANA son cada vez más violentas porque el capitalismo global ha desestabilizado el clima: urbanización especulativa, destrucción de barrancos, calentamiento del Mediterráneo…
Ese modelo, además, opera en un contexto marcado por una verdad que algunos se empeñan en negar: las DANA son cada vez más violentas porque el capitalismo global ha desestabilizado el clima. No es un eslogan: es un hecho científico. El calentamiento del Mediterráneo, la urbanización especulativa, la destrucción de barrancos y la presión sobre el territorio multiplican la vulnerabilidad de nuestros pueblos. Mientras el PP recorta protección civil y banaliza la emergencia climática, nosotros defendemos que la respuesta debe ser estructural, eco-social y democrática. No se puede gestionar el siglo XXI con recetas de propaganda y hormigón.
En la Comisión, nosotros actuamos con rigor y firmeza. No fuimos a salvar la imagen de nadie, sino a exigir responsabilidades políticas. Apremiamos a Mazón porque era nuestra obligación. Le recordamos que hay cientos de familias que merecen respuestas, decenas de pueblos que sufrieron daños irreparables y cientos de personas que aún esperan saber por qué su gobierno autonómico falló cuando más lo necesitaban. Mientras el PP aplaudía a Mazón pero ignoraba a las víctimas, nosotros pusimos sus voces en el centro.
La Comisión seguirá avanzando pese a las resistencias, porque lo que está en juego es la memoria colectiva y el derecho de nuestro pueblo a saber la verdad. Frente al modelo del PP, opaco, improvisado y sometido a la lógica del capital, desde Izquierda Unida y el PCE defendemos una política pública que cuide la vida y enfrente la crisis climática con rigor. Frente a sus contradicciones, respondemos con hechos. Frente a su cobardía, con democracia. Frente a su abandono, con comunidad y organización. La DANA dejó heridas profundas; nuestro deber es que deje también justicia.







