Sin duda, la noticia más sobresaliente de este verano ha sido la victoria de Hugo Chávez en el referéndum venezolano del pasado 15 de agosto. ¿Qué lectura se puede extraer de esta victoria tanto para Venezuela como para el resto de Latinoamérica?
Varias lecturas: la primera es el avance notorio de la conciencia de soberanía nacional en muchos países y el reforzamiento de una conciencia colectiva latinoamericana, que se suma a procesos similares en Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina.; en segundo lugar, es cada vez más patente que el neoliberalismo no da pan, ni justicia, ni libertad real ni cultura y se evidencia en la práctica la necesidad de profundos cambios sociales; tercero, las viejas clases y capas políticas, sindicales, empresariales e intelectuales fracasadas y corruptas quedan descalificadas para reiniciar un proceso político que mejore la vida de la gente y que desarrolle una democracia efectiva y socialmente útil.
La parte más humilde, más social y más activa de la sociedad venezolana no está dispuesta a dejarse engañar por más tiempo por los demagogos de la llamada Coordinadora Democrática, sean éstos cristiano-demócratas o socialdemócratas a la americana, ni por las elites corruptas del sindicalismo oficial y, mucho menos por las patronales que, con los anteriores, han arruinado el país, contando todos ellos con medios de comunicación y periodistas dóciles al servicio de las políticas fracasadas, aunque intenten camuflarlo con la libertad de expresión que vulneran de la forma más soez.
Como colofón, el referéndum venezolano es una lección a los exquisitos “demócratas» de la Casa Blanca, a la Unión Europea, del PP y el PSOE, actuando como políticos tramposos al servicio de un mercado camuflado de democracia.
El PCE ha valorado positivamente la declaración política del gobierno español avalando y aceptando el resultado del referéndum, a diferencia de la actitud del gobierno del PP y de notables dirigentes del PSOE ante el golpe de estado reaccionario del 2002. Ahora solo resta actuar en consecuencia y potenciar e impulsar las relaciones económicas, comerciales y políticas de España y de la UE con el legítimo gobierno de Venezuela.
Donde no cesan las armas es en Oriente Próximo y Oriente Medio. Palestina e Iraq son dos focos calientes que ocupan los noticiarios cada día. ¿Cuándo se dará cuenta Estados Unidos de su gran fracaso en su proyecto de un Oriente dócil para sus intereses?
Es difícil que un imperio se de cuenta de sus fracasos. La fuerza ciega. A lo máximo a que llegan los imperios es a cambiar las formas de dominio, aunque cuando las condiciones maduran los pueblos no tragan más. Ante esos cambios en los contenidos de las políticas imperiales y coloniales, el imperio tiene cada vez menos docilidad ante sus políticas. Los procesos que se están desarrollando en los últimos años están creando una nueva situación, especialmente después de la ocupación de Iraq y de los desastres humanos, sociales, culturales y económicos que esta guerra está generando en aquél país y en el mundo. Los EE.UU. y sus aliados actúan como un imperio de la brutalidad militar y del egoísmo económico, político y moral; ello hace nacer anticuerpos, resistencias sociales, culturales y políticas. Desgraciadamente también avanzan integrismos desesperados y terroristas, de raíz reaccionaria en los pueblos víctimas de sus agresiones.
En relación al pueblo palestino, si EE.UU. quisiera éste conocería una rápida y satisfactoria solución a sus problemas, pero EE .UU. no quiere perder su aliado israelí, que es peón, mamporrero y verdugo de su política imperial. Ante la situación en Palestina, en Iraq y en otros países solo cabe continuar la lucha solidaria de las fuerzas democráticas para una solución justa del conjunto de problemas. Ello nos remite a otra realidad presente en todos los conflictos actuales: la de la lucha de clases, por la dignidad social y humana y la de la lucha democrática por la independencia y la soberanía nacional de los pueblos y la unidad universal para hacer retroceder las políticas más reaccionarias e ir construyendo otro mundo posible y necesario.
Siguiendo la estela de la política internacional, el PSOE ha prometido la celebración de un referéndum para el pronunciamiento de los españoles en torno a la Constitución Europea. Será en el próximo curso político. El PCE defiende el NO. ¿Cuáles son los puntos fundamentales en los que se basará esta postura?
Tal como está planteado el referéndum, éste será tramposo, ya que sólo busca sancionar la llamada Constitución Europea con una mayoría que, en ningún caso, cuestiona la realidad europea actual desde un sentido más social y democrático. El PCE defiende el NO ante el actual proyecto de constitución por varias razones: porque es un tratado en el que no ha participado la sociedad europea, por tanto es escasamente constituyente y participativo, con lo cual no se construye una Europa verdaderamente política, desde la raíz de cada uno de sus pueblos; es un tratado que consagra las políticas neoliberales en cuestiones tan fundamentales para una sociedad como la propiedad pública y privada, las privatizaciones de lo público para beneficio de los oligopolios que actúan en el mercado. Además, pretende el progresivo desmantelamiento de derechos laborales, sociales y servicios públicos básicos (sanidad, educación, pensiones, et.), que fueron, son, una conquista de las luchas del movimiento obrero y de la izquierda.
Tampoco desarrolla el control sobre las políticas europeas, manteniendo al Parlamento en un papel secundario, con lo cual se hace estructural y constitucional un déficit democrático que es inaceptable. Finalmente, porque continúa subordinando la política de seguridad y defensa a concepciones conservadoras, peligrosas e inútiles para la solución de los problemas del mundo, como son la intervención o guerra preventiva, frente al necesario desarrollo de las relaciones económicas, comerciales, culturales y políticas de equidad y respeto con todos los pueblos. Nuestra crítica al tratado no se agota ahí, pues no se tratan seriamente temas como el de la inmigración, que no es abordado con alternativas al desarrollo de las zonas más empobrecidas ni con un tratamiento justo para las poblaciones inmigrantes.
Se ha perdido una ocasión política para dar un fuerte empujón a la construcción política europea y esto se hace patente con el desinterés que la población ha mostrado en las pasadas elecciones europeas. El PCE defiende una acción permanente de todas las fuerzas sociales, culturales y políticas europeas en el marco del Foro Social Europeo, hermanado al Foro Social Mundial de Porto Alegre, para Otra Europa Posible, capaz de intervenir en los problemas y procesos internacionales con alternativas democráticas, justas socialmente y que refuercen las concepciones pacifistas de los pueblos. En este sentido, el PCE trabaja dentro del Partido Europeo de la Izquierda, recién constituido el pasado mes de mayo.
La Fiesta del PCE de este año contará con un protagonista muy especial, Fausto Bertinotti, presidente del recién creado Partido Europeo de la Izquierda. ¿Qué destacas de la figura política de Bertinotti?
Yo conocí a Fausto Bertinotti a principios de los años setenta, cuando él era un destacado sindicalista de la CGIL (confederación General Italiana del Trabajo) y yo era activista de las CC OO de Catalunya. Desde el primer momento, se estableció entre los dos una profunda corriente de simpatía y compenetración sindical, política y humana. Eran los momentos duros e inciertos en los que en España actuábamos en la clandestinidad y en Italia luchaban contra los intentos de reprimir los profundos movimientos sociales y políticos, por una democracia avanzada y por una sociedad más libre y más justa.
Al cabo de muchos años, volvimos a encontrarnos después de la disolución del PCI por parte de los dirigentes entreguistas que claudicaron ante las dificultades y liquidaron gran parte del extraordinario patrimonio político, intelectual y humano del primer partido comunista de occidente. Con Fausto y su equipo coincidimos en la necesidad de mantener y defender los principios y valores comunistas y democráticos que formaban parte, y son parte, imprescindible del bagaje moral y político de la izquierda. Fausto, con muchos antiguos militantes del PCI y otros de formaciones comunistas y socialistas minoritarias, crearon y desarrollaron Refondazione Comunista.
La presencia de Bertinotti supongo que dará a la construcción europea un protagonismo muy relevante en la Fiesta.
Fausto es una gran político italiano y europeo, con una proyección internacional fuerte. Viene a la Fiesta para expresar su compenetración y solidaridad con el PCE, desde su vertiente de comunista italiano, heredero de una gran historia, y en su carácter de presidente del Partido Europeo de la Izquierda. Su presencia en la Fiesta da un significado preciso al tipo de Europa que queremos y defendemos, una Europa política que sólo puede ser la de los trabajadores, la de los pueblos, democrática, pacifista, solidaria y humanista. Una Europa alejada de los parámetros actuales con que se gobierna desde la derecha y desde políticas de derecha por políticos de escaso relieve para abordar el importante momento histórico que vivimos y con tendencias cada vez más conservadoras.
¡Bienvenido a la Fiesta, Fausto!
Por otro lado, a finales de este año se celebrará la Asamblea Extraordinaria de IU, que marcará el otoño político para esta organización. ¿Qué propuestas defenderá el PCE en esta Asamblea a tenor del momento político tan delicado que atraviesa IU?
En primer lugar, es necesario tomar nota de la realidad: el equipo que ha dirigido y dirige IU desde hace casi cuatro años de forma excluyente, sectaria y errónea, ha fracasado. La militancia de IU debe intervenir y tomar la palabra para enmendar la plana; pero es necesario también que todos y todas los y las dirigentes que juegan un papel en los diversos niveles de responsabilidad y dirección política, actúen consecuentemente con el grave momento que vive IU. IU no puede ser un pequeño sindicato de intereses particulares, sino una formación política, un movimiento político y social dijimos en su momento, que recupere su capacidad política y organizativa para volver a ser un referente sólido e independiente de la izquierda en España.
Para hacerlo posible es necesario resumir, sintetizar y expresar con claridad qué proponemos y cómo lo proponemos. Sólo así, y organizando a todos los componentes individuales y colectivos de IU en torno a un programa político unitario y federal, será posible levantar el ánimo y la voluntad de mucha gente ahora desmotivada y escéptica.
¿Cuáles serían las líneas centrales de ese discurso?
Yo creo que son varias. Primero, la acción permanente hacia el mundo del trabajo como elemento principal de un proyecto de la izquierda transformadora, en un momento en que se ve la crisis económica fruto del neoliberalismo, de la especulación y de la guerra, y en el que, de nuevo, las clases dominantes quieren recuperar sus escandalosos beneficios a costa de los derechos laborales y sociales de la mayoría de la ciudadanía.
Segundo, contribuir a impulsar y organizar un feminismo de raíz socialista, que una la lucha por la liberación plena de las mujeres con la emancipación de los trabajadores y de las trabajadoras, en vez de varias frases sobre la igualdad. Actuar sin retórica desde los valores y principios de la ecología política de izquierdas para el desarrollo de una economía socialmente útil y no destructiva, como uno de los elementos esenciales de un proyecto transformador y revolucionario. En eso, como en todas nuestras actuaciones, nuestras palabras deben corresponderse con los hechos, sea cual sea el ámbito en que actuemos y las responsabilidades políticas y de gobierno que tengamos.
Tercero, defender la política del diálogo y acuerdo democrático y de la paz para solucionar los problemas, entendiendo que la paz no es sólo la ausencia de guerra, sino también el desarrollo social y humano, sin lo cual no hay seguridad.
Cuarto, impulsar un internacionalismo solidario entre todos los pueblos, culturas y personas, por ser lo justo y porque no puede haber paz y seguridad si no hay una vida digna para todos los pueblos.
Quinto, culminar en España el proceso político de convivencia con un federalismo de izquierdas que, en el marco constitucional y las reformas necesarias, acabe la descentralización y democratización del poder político, acercándolo a los ciudadanos, sin perder el sentido universalista que la izquierda ha defendido siempre y no contribuyendo, ni por activa ni por pasiva, a la fragmentación de las fuerzas que históricamente han producido los cambios y han conquistado derechos y mejoras en la vida de la gente.
Y, para concluir, impulsar y practicar una política de alianzas que, sin excluir los acuerdos necesarios para hacer avanzar las propuestas de IU, refuerce su identidad e independencia, y no diluya o subordine a nadie con consensos clandestinos que imposibiliten la crítica por la izquierda y que avalen de hecho políticas conservadoras.