Como no podía ser de otra manera, la visita del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, los días 22 y 23 a nuestro país no ha dejado indiferente a nadie. Ya la expectación era muy grande cuando se confirmó que efectivamente estaría por aquí unos días. Luego, tal expectación se corroboró con el entusiasmo que levantó entre sectores muy amplios de la ciudadanía española. Claro, con él también llegó, cómo no, la polémica y ésta le pilló al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, con unas declaraciones de éste en un programa de televisión.

El presidente Chávez, con su estilo directo y cálido, con la sinceridad y dignidad que ha demostrado en todos estos años al frente de su país, ha calado en todos los medios de comunicación, independientemente de su ideología, y ha fortalecido una posición de la que, sin duda, nos alegramos.

Es en este contexto donde las palabras del ministro han encontrado el caldo de cultivo requerido para convulsionar a la opinión pública. No ha venido nada mal, pues ya era hora de clarificar, de poner sobre el tapete lo que todo el mundo sabía. Esto es que hubo una implicación directa del gobierno del PP, con José María Aznar a la cabeza, en apoyo de Estados Unidos y del golpe militar de abril de 2002 contra el gobierno legítimo de Chávez, que se había ganado en las urnas, democráticamente pese a quien pese.

Los datos e informaciones que se conocieron antes y después prueban la conexión golpista en el marco de la estrechísima colaboración Aznar-Bush. El ministro Moratinos ha dicho la verdad y lo único que resta es dar constancia de ello.

Que la derecha española proteste, arme el alboroto, se rasgue las vestiduras y amenace con dejar la colaboración -en el sentido de las formas- con el PSOE en los grandes temas, no puede y no debe extrañar a nadie. Bien es sabido que a los intereses económicos, financieros dominantes, la democracia tiene valor sólo si favorece sus propios beneficios. Y es evidente que la política marcada por el legítimo Gobierno de Venezuela en los últimos seis años indican una apuesta decidida por la mayoría social, por la mejora de las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por las clases humildes y por la participación democrática real, lejos de los intereses de la oligarquía, como sucedía hasta la llegada de Hugo Chávez a la presidencia venezolana.

Sin embargo, los problemas del ministro Moratinos no vendrán únicamente del lado de la derecha. También lo serán desde el interior de su propio partido político y del gran complejo mediático que sustenta al Gobierno español, es decir, el entorno PRISA- Polanco. Las conexiones Felipe González-Carlos Andrés Pérez son más que conocidas, a lo que habría que sumar algunos datos.

Por ejemplo, la respuesta muy tibia del PSOE en abril de 2002 cuando se produjo el golpe de estado en Venezuela; incluso, una parte importante de su gente participó activamente en la deslegitimación interna y externa de Hugo Chávez, así como en la preparación político-psicológica de tal acción militar contra un Gobierno respaldado por las urnas.

Afortunadamente, el referéndum del 15 de Agosto puso todas las cosas en su sitio. Al Gobierno de Hugo Chávez donde había estado y seguirá estando al menos hasta las próximas elecciones presidenciales en el 2006. A la oposición venezolana le ha arrebatado cualquier argumento para salir a protestar a la calle. Ellos fueron los que pidieron el referéndum; ellos los que lo han perdido. Y a todos aquellos países reticentes al reconocimiento de la limpieza electoral en Venezuela, los organismos internacionales de observación durante la jornada de votación y posterior recuento, no les ha quedado otra cosa que felicitar a Hugo Chávez Frías por su victoria. Enhorabuena.