Georgina Muñoz participó en unas jornadas sobre comercio justo y solidario, y más en concreto en la presentación de la Red Latinoamericana de Comercialización Comunitaria, RELACC, de cuyo directorio forma parte. Esta organización nació en Ecuador el 20 de enero de 1991, durante el primer Encuentro Latinoamericano de Comercialización Comunitaria, convocado por la Fundación Maquita Cushunchic, que en castellano significa ‘Comercializando como Hermanos’.

La reacción desde las organizaciones campesinas e indígenas a los TLC ha sido de oposición frontal, puesto que «sus impactos son muy negativos para toda la población centroamericana y establecen una serie de asimetrías que favorecen a la economía estadounidense. La producción económica de EE UU es como 230 veces mayor que la del conjunto de Centroamérica. Estamos hablando de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica…», asegura la presidenta de RENICC.

Un ejemplo de esas asimetrías se ofrece con las ‘maquilas’. Las maquilas consisten en grandes infraestructuras a las que se lleva maquinaria para procesar tejidos o producir telas; lo que se hace es mover el capital hacia países pobres donde la mano de obra es baratísima, donde se obtiene la materia prima de forma ventajosa, donde no se pagan impuestos. Es decir, una inversión donde las grandes empresas transnacionales son las ganadoras. A la población le queda un «empleo» mal pagado. Una maquila paga entre 60 euros o máximo 90 euros mensuales, lo que no cubre las necesidades básicas de la gente. Además, los horarios son inhumanos: trabajan a veces 12 ó 14 horas, o diez horas continuas con media hora de receso para el almuerzo. Esa inversión no está generando un desarrollo de fondo, no está generando ingresos, no está agregando valor a la producción nacional.

A finales del año pasado, el diario mexicano La Jornada publicó el siguiente dato: «El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) dio a conocer que el personal ocupado en la industria maquiladora de exportación (de México) se incrementó 6,3 por ciento en octubre de 2004 respecto al mismo mes de 2003. Este sector dio empleo a 1.139.388 personas, cifra superior a la registrada el año pasado».

Para a continuación desvelar la otra cara, la misma que Georgina Muñoz describía: «A tasa anual, las horas-obrero trabajadas fueron mayores en 4,9 por ciento, las remuneraciones medias reales disminuyeron 3,1 por ciento, las prestaciones sociales cayeron 8,7 por ciento y los sueldos pagados a empleados (administrativos) bajaron 2,4 por ciento, mientras que los salarios pagados a técnicos (de producción) crecieron 0,2 y los pagados a obreros no registraron variación alguna en el mes de referencia (octubre de 2004)».

Defensa agrícola

RELACC conforma un conjunto de redes nacionales de comercialización comunitaria, integradas por organizaciones de productores, consumidores, artesanos e instituciones de apoyo y servicios. Son REMCC de México ; REMACC de Guatemala ; COMAL de Honduras ; CORDES de El Salvador ; RENICC de Nicaragua ; PROCOSOL de Panamá; REDCOM de Colombia; MCCH de Ecuador; RELACC de Perú; RENACC de Bolivia; FUNDECA de Paraguay y CORPROCE de Ecuador. Su sede central se ubica en Quito, capital de Ecuador, a la vez que mantiene vínculos con otras organizaciones de economía solidaria de California, República Dominicana, Argentina, Chile y Costa Rica.

Uno de sus objetivos más ambiciosos es consolidar para el 2010 un mercado solidario continental, estructurado en tales redes nacionales, sectores indígenas y populares. No obstante, temen la repercusión de los TLC sobre sus cultivos. «Nuestra producción agrícola -el maíz, el frijol, el arroz…- que ha sido el sostén de nuestra seguridad alimentaria, va a sufrir muchísimo, porque se van a abrir las puertas a las importaciones agrícolas de los EE UU a precios más bajos de cómo los venden nuestros campesinos. Eso implica que nuestra gente se verá obligada a dejar de cultivar la tierra, emigrará a la ciudad, se incrementará el desempleo o se empleará en las maquilas. Si nuestra gente emigra fuera del país, el sitio más cercano es Estados Unidos y allí, repitiéndose el círculo de las maquilas, será contratada por estas grandes trasnacionales por un menor precio. Allí ahorrarán dinero y enviarán estas remesas a sus países de origen, a sus familias para la canasta básica. Pero ese dinero volverá a los Estados Unidos porque aquí, en nuestros países, compraremos productos fabricados por las empresas del más grande», según relata Georgina Muñoz.

Principios éticos

Su propuesta de trabajo se centra en el desarrollo de las personas, a pesar de que también producen para comercializar, pero desde los valores éticos: dignidad, trasparencia, respeto al medio ambiente, respeto a la vida, fomento del colectivismo, de la familia. Hablan de precio exacto y de precio equitativo; un consumo sano que no lleve productos transgénicos, sino alimentos que no dañen la vida.

«Hemos creado desde hace diez años la Red Latinoamericana de Comercio Comunitaria, establecida en doce países, desde California (Estados Unidos), pasando por México, toda Centroamérica, Panamá, República Dominicana, Colombia, Brasil, Venezuela, Ecuador, Chile, Argentina. Hay experiencias muy hermosas en algunos de estos países, incluso con una experiencia de 25 años; las más jóvenes, unos 8 años», añade G. Muñoz.

Por ejemplo, la RELACC de Ecuador es la segunda productora nacional de cacao; en México, divulgando la artesanía; en Guatemala, los tejidos; en Nicaragua, con mercaditos campesinos y tiendas comunitarias que son de los productos; en Honduras, tiendas comunitarias pertenecientes a unas 200 organizaciones campesinas, donde venden sus productos y compran los productos de la canasta básica; en Perú, la artesanía y el cacao; en Brasil,granos no tradicionales, etc.

Su misión principal es facilitar la comercialización directa entre productores y consumidores; es formar a la población en conciencia empresarial desde una ética de los valores; es crear canales alternativos de comercialización que fortalezcan los mercados locales y regionales; es facilitar el acceso al mercado internacional a través de empresas comercializadoras que trabajen con estos grupos de campesinos.

Significa también incidencia política. «Nosotros no estamos hablando de economía ‘en seco’; no, hablamos de desarrollos integrales, es decir, que tenemos propuestas alternativas de comercio comunitario para ser incorporadas en los planes municipales de cada uno de los gobiernos locales, que lleguen también a los parlamentos nacionales. Ahí radica el trabajo con los ministros, con las asambleas, o de ahí que organicemos movilizaciones sociales y grandes marchas con repercusiones a nivel mundial», palabras de G. Muñoz que recuerdan a lo vivido en los dos últimos años en Bolivia.

En octubre de 2003, las revueltas sociales acabaron con el mandato de Sánchez de Lozada. El actual presidente boliviano Carlos Mesa prometió a la población la revisión de la política de hidrocarburos -pendiente de resolución en este año- y la convocatoria en tiempo hábil de la Asamblea Constituyente para proceder a las reformas más profundas en el país.

Propuesta alternativa

En RELACC sí creen en una alternativa, como es la creación de ese mercado ético con calidad, con calidez y transparencia, donde se oiga la voz de los sectores marginados, esos sectores de población que están diciendo ‘aquí estamos, no pedimos dinero sino acceso a los mercados’. Por eso, el enfoque dado por esta red al comercio justo es el de economía solidaria, porque va más allá: es producción, es agregar valor, es comercialización, aclaran en un documento exhaustivo bajo el título de ‘Construcción de un mercado ético con calidad y espiritualidad’, firmado por tres miembros del Directorio, entre los que se encuentra Georgina Muñoz. Sus planteamientos a la comunidad internacional reivindican la posibilidad de articular redes de tiendas comunitaria o crear mercaditos donde se puedan adquirir los productos de los pueblos indígenas.

La población rural Latinoamérica constituye más del 75% del total. Pero en las ciudades tampoco se libran de la pobreza. La gente emigra a la ciudad pensando que va a encontrar empleo, mejores servicios de agua y de luz, y no es así. Los índices de pobreza en Centroamérica son altísimo: más del 70% de la población vive en situación de pobreza. «No es que seamos pobres, sino que nos han empobrecido. Y no basta sólo con protestar, sino presentar propuestas. No queremos procesos de desarrollo exógenos, sino nuestros gérmenes, aquellos que parten de la experiencia de la gente. Sabemos que otra América es posible», parafraseando desde RELACC el lema de los foros sociales.

Claves

RELACC está integrada por organizaciones de productores, consumidores, artesanos e instituciones de apoyo y servicios.

Su propuesta de trabajo se centra en el desarrollo de las personas, a pesar de que también producen para comercializar, pero desde los valores éticos.

Sus alternativas se hacen llegar a los gobiernos locales para ser incorporadas en los planes municipales.

Sí creen en un mercado ético con calidad, con calidez y transparencia.