Muchos periodistas, analistas y politólogos suelen hacer – más allá de alguna variante de estilo – la siguiente pregunta: «¿A quién se parecerá el gobierno de Tabaré Vázquez: al de Lula, al de Chávez o al de Kirchner?». Los comunistas uruguayos nos sonreímos y respondemos que el gobierno de Tabaré Vázquez se parecerá…. ¡al de Tabaré Vázquez!

Más allá de las características propias de las políticas internas que desarrollan los gobiernos vecinos de Argentina y Brasil, cuyo análisis no constituye el motivo de este breve artículo; o las del proceso de cambios estructurales profundos de la Revolución Bolivariana en la hermana Venezuela, es indudable que el marco regional en el cual la izquierda conquista el gobierno en el Uruguay es marcadamente distinto y mucho más favorable que el de cinco años atrás.

Tomando debida nota de este marco regional, pasamos a enumerar algunas características propias que nos diferencian de otros procesos.

En primer lugar el proceso de acumulación de fuerzas en la forja de herramientas unitarias. Ya en la Declaración Programática de 1958 del PCU (Partido Comunista de Uruguay) se delinean las tareas políticas principales a lograr en la etapa: la unidad de la clase obrera en una central única, la unidad de la izquierda en un frente común y para ello y al mismo tiempo la construcción de un gran Partido Comunista de cuadros y de masas.

En 1964 más de 600 organizaciones sociales y sindicales reunidas en el Congreso del Pueblo se entrelazan en una plataforma programática y reivindicativa común. Al año siguiente se conforma la Convención Nacional de Trabajadores que unifica a las tres centrales existentes y que hoy permanece como PIT – CNT.

El 5 de febrero de 1971 nace el Frente Amplio, crisol en el que se unen cristianos y marxistas, mujeres y hombres independientes o provenientes de los llamados Partidos tradicionales. Unidos por un Estatuto, una estructura orgánica, un programa y candidatos comunes. Un programa de corte nacional, popular y democrático; y por ende antioligárquico y antiimperialista. No es un programa socialista. El Frente Amplio (FA) continúa unido luego de 34 años y habiendo pasado con honor la dura prueba de la dictadura fascista que asoló al país.

Pero no es posible comprender cabalmente el nacimiento del FA sin referirse a los antecedentes del año 1962 de experiencias unitarias de izquierda del Frente Izquierda de Liberación (FIDEL) conformada por comunistas e independientes y figuras venidas de los Partidos tradicionales, que aún existe dentro de nuestra sub coalición Democracia Avanzada, y la Unión Popular, de socialistas y blancos, hoy desaparecida.

En un proceso de ampliación del arco de alianzas, surge en 1994 el Encuentro Progresista y en el 2004 la Nueva Mayoría. El FA – EP – NM logró casi un imposible: triunfar en la primera vuelta y conquistar el gobierno con mayorías absolutas en ambas Cámaras (Senadores y Diputados). La ley electoral aprobada por reforma constitucional para las pasadas elecciones de 1999, instauró la segunda vuelta para evitar el ya palpable triunfo de la izquierda. Para ganar en primera vuelta fue preciso obtener la mitad más uno de los votos emitidos . Por lo tanto también jugaban en contra los votos nulos y en blanco. Esto es una diferencia sustancial respecto al gobierno del PT y sus aliados en Brasil que son minoría en el Parlamento.

El programa y los comunistas

Nuestro programa de gobierno, tiene más de una década de elaboración en el ámbito de diferentes unidades temáticas, abiertas a todos los militantes del FA – EP -NM que quisieran participar. Estos trabajos, actualizados, fueron conformando el plan de gobierno aprobado por el IV Congreso del Frente Amplio en diciembre de 2003. Por lo tanto los grandes lineamientos programáticos son mandato de Congreso; son ley para todos los frenteamplistas.

Este programa abarca cinco áreas temáticas relacionadas con lo productivo, lo social, la innovación, la democracia y las relaciones exteriores.

Tabaré Vázquez dijo en el cierre de campaña: «si no somos capaces de implementar en los primeros meses un plan de emergencia que atienda y erradique la situación de emergencia social que sufren tantos compatriotas, no merecemos que se nos llame de izquierda, ni siquiera progresistas».

Para ello se ha creado por ley el Ministerio de Políticas y Participación Social que coordina y aplica las políticas sociales del nuevo gobierno. Desde allí se comanda el Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (PANES). Esta tarea definida por Vázquez como la «nave insignia» del gobierno, se le ha encomendado al PCU en las personas de Marina Arismendi y Ana María Olivera, como Ministra y Subsecretaria respectivamente, que tendrán el respaldo de todo el Gabinete de Ministros. El futuro Presidente ha sido tajante al decirle a todos los Ministros: «todos detrás del Plan de Emergencia por un mejor porvenir»

Para los frenteamplistas en general, y para nosotros los comunistas uruguayos en particular, es una tremenda responsabilidad la que con ilusión abordamos: la de impulsar junto a las grandes mayorías nacionales organizadas y movilizadas el proyecto en cada barrio, cada ciudad y cada pueblo de nuestra patria; para que lo sientan, lo hagan suyo, lo apliquen y lo defiendan. No podemos defraudar la esperanza y la alegría que hoy ha recobrado nuestro pueblo.

El reto para los comunistas

Para los frenteamplistas en general, y para nosotros los comunistas en particular, es una tremenda responsabilidad: impulsar junto a las grandes mayorías nacionales organizadas y movilizadas el proyecto en cada barrio, cada ciudad y cada pueblo de nuestra patria; para que lo sientan, lo hagan suyo, lo apliquen y lo defiendan. No podemos defraudar la esperanza y la alegría que hoy ha recobrado nuestro pueblo.

* Secretario de Relaciones Internacionales del PC Uruguay