Las elecciones vascas terminan con la andadura del llamado Gobierno Tripartito al dejar en la mínima expresión parlamentaria a sus dos socios minoritarios: Eusko Alkartasuna y Ezker Batua.
Terminan también con una etapa iniciada allá por el año 1998 con el acuerdo de Lizarra y, con toda probabilidad, terminarán con 30 años de gobiernos nacionalistas en Euskadi.
La confrontación electoral centrada casi exclusivamente en el eje lehendakari vasco-lehendakari español ha polarizado las opciones entre el candidato del PNV, Juan José Ibarretxe y el del PSE, Patxi López, siendo los máximos receptores del voto útil emitido por miles de ciudadanos que o bien priorizaban la continuidad o el cambio sobre otras cuestiones de índole social, laboral o económico. Cuestiones que, por otra parte, han tenido muy poco eco durante la campaña electoral. El eje izquierda-derecha sigue casi desaparecido del debate público tapado, como viene siendo habitual en Euskadi, por las cuestiones identitarias. Si bien Ezker Batua ha hecho una campaña centrada en un discurso de clase y crítico con los nacionalismos, tanto español como vasco, lo cierto es que ese cambio tan brusco de mensaje en relación a su identificación pública pegada a los ocho años de gobierno con el PNV, no ha llegado a ser creíble por parte de la ciudadanía.
El nuevo Parlamento Vasco gira hacia la derecha al ganar espacio aquellas fuerzas políticas que defienden el mismo modelo económico, más allá de las diferencias existentes tanto en derechos civiles como en temas identitarios. Tampoco en este Parlamento estarán representados 100.000 votantes que han visto ilegalizada su opción política por la aplicación de la Ley de Partidos, seguramente aplicada a conveniencia de los cálculos electorales del PSOE.
Ezker Batua sufre una derrota electoral importante, al perder el 44% de los votos obtenidos en las elecciones autonómicas de 2005.
Pierde un escaño por Bizkaia y otro por Alava, consiguiendo uno por Gipuzkoa. También para EB, a mi entender, se cierra una etapa de su historia que ha estado determinada por un cambio de orientación política hacia postulados nacionalistas en detrimento de su discurso social y federal Esta etapa ha venido marcada por multitud de hitos: acuerdo de Lizarra, entrada en el Gobierno Vasco, apoyo al Plan Ibarretxe, al dictamen de Autogobierno, acuerdo electoral con Aralar, apoyo a la consulta, cambio de nombre dejando en el camino la marca «IU», personalidad jurídica propia, etc.
En los aspectos organizativos, EB ha sufrido una profunda transformación de su estructura que ha visto languidecer el trabajo militante para reforzar el papel de los compañeros y compañeras liberados. Y en el terreno electoral también se han ido produciendo cambios, con irrupciones en zonas nuevas más proclive a un discurso nacional y con pérdida de influencia en zonas tradicionales, más sensibles a un discurso de clase y federal.
Si bien es indiscutible la importante labor desarrollada en las áreas de gestión de EB en el seno del Gobierno Vasco en materia de vivienda, servicios sociales y cooperación al desarrollo, el coste ha sido excesivamente alto al desdibujar su carácter de fuerza política transformadora y debilitar el papel social que debía jugar. También se ha visto desdibujado su perfil de fuerza transversal defensora de la pluralidad de identidades y de un modelo federal de Estado.
Por todo ello, los resultados obligan a una profunda reflexión sobre la práctica política pasada para fijar la estrategia a seguir en el futuro, analizando los errores cometidos, las alianzas, los cambios en el programa, la recuperación de sectores perdidos, las estructuras internas, la revitalización de las asambleas de base, la recuperación del voto, etc. Todo ello en conexión directa con el proceso de refundación de IU federal.
También las elecciones se han cobrado responsabilidades en la dirección de EB con la dimisión del coordinador general y del responsable de organización. El pasado 13 de marzo, el Consejo Político acordó abrir un proceso de reflexión amplio que culminará en la celebración de una Conferencia Política en próximas fechas. Eligió al compañero Mikel Arana como nuevo coordinador de EB, al que le tocará dirigir esta nueva etapa política que se abre en Euskadi y en nuestra organización.