La victoria del PP en las elecciones europeas de 2009 ha roto el ciclo electoral favorable al PSOE iniciado en 2003 en los comicios municipales y autonómicos. El PSOE pierde más de 700.000 votos, el 4,95%, respecto a 2004, en un momento en que el Gobierno de Zapatero se encuentra en su momento más bajo de popularidad. Esta bajada no es rentabilizada por el PP, que sólo aumenta poco más de 200.000 votos, el 1,02%.

En los últimos meses, desde las elecciones generales de 2008, nos encontramos con un creciente desprestigio de las dos opciones mayoritarias, según las encuestas del CIS. Las personas que valoran positivamente la gestión del Gobierno y del PP se encuentran en su mínimo histórico. Esta crisis circunstancial del bipartidismo, con sus debates «metapolíticos» alejados de los problemas reales de la gente, no se han traducido en una gran caída de los dos principales partidos, ni tampoco en un refuerzo de las otras opciones con representación, IU y las formaciones nacionalistas, que en conjunto también han visto disminuido su apoyo electoral.

El voto descontento se ha dirigido a las opciones extra-parlamentarias, que en gran parte ha desarrollado un discurso «anti-político». En primer lugar, UPyD ha conseguido 449.499 votos y un eurodiputado. También han aumentado sus apoyos las opciones de izquierda y ecologistas sin representación, que doblan sus votos llegando en conjunto a casi 200.000. Las opciones de derechas y extrema-derecha pasan de 45.000 a 114.000. Además se produce un aumento espectacular del voto en blanco, que supera las 220.000 papeletas.

IU ha mantenido su representación institucional, a pesar de que en estas elecciones el número de eurodiputados y eurodiputadas elegidos en España han pasado de 54 a 50, ha frenado la tendencia descendente iniciada en 1999. Los resultados cumplen las expectativas y superan las estimaciones de muchas de las encuestas publicadas en el periodo preelectoral, con lo que parece que la campaña ha tenido una influencia positiva. Sin embargo, continúa el descenso en número de voto, perdiéndose cerca de 60.000. IU no recoge el voto de castigo a las dos principales opciones, que ha optado por la abstención y por otras opciones.

Los resultados de IU por Comunidades Autónomas son muy desiguales. La perdida de voto se concentra en Catalunya (33 mil) y Euskadi (16 mil), y en menor medida la Comunidad de Madrid (10 mil) y País Valencia (6 mil). Si embargo, en otras zonas se obtienen resultados positivos, como Andalucía (11 mil votos más), Castilla – La Mancha (4 mil), Aragón, Región de Murcia, Extremadura e Illes Balears. Las comunidades con más apoyo a IU continúan siendo Catalunya (6,09%), Asturias (5,74%) y Andalucía (5,23%).

En el resto no se supera el 5% de los votos.
La perdida de voto de IU se concentra en las capitales de provincia, donde se desciende en más de 38 mil. En el resto de municipios se mantiene el apoyo en porcentajes similares. Es más, si excluimos a Catalunya y Euskadi, donde se concentra la perdida de voto, observamos que mientras en las capitales de provincia se pierde voto, se aumenta en el resto de ciudades de más de 20.000 habitantes y especialmente en los municipios de menor tamaño.

Esta tendencia desigual en las zonas «rurales», aunque no todos los municipios de menos de 20.000 habitantes pueden considerarse así, y las zonas urbanas, con un crecimiento del voto IU en las primeras y descenso en las segundas se produce en Andalucía, Asturias y Castilla y León. En Aragón, Castilla – La Mancha, Illes Balears y Región de Murcia el voto de IU aumenta de forma más homogénea. No obstante el voto de IU continúa teniendo un perfil principalmente urbano.

Los resultados de IU son satisfactorios en el sentido de que se mantienen los dos eurodiputados de la coalición, se detiene el descenso y se lanza una imagen de moderado optimismo, algo imprescindible para los retos futuros; a pesar de la nueva perdida en votos y porcentaje. Una fuerza de izquierda transformadora como la nuestra no se conforma con un papel minoritario, aspira a mejorar día a día su influencia social y electoral. En este sentido, de nuevo encontramos señales positivas, comunidades y municipios donde se obtiene resultados positivos que renuevan nuestro optimismo.

* Fundación de Investigacions Marxistas