En un golpe de audacia que quedará para la historia, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya regresó al país tal y como había prometido a su pueblo, enfrentándose a no pocos riesgos y con el apoyo explícito de Brasil, que con este hecho juega fuerte por la resolución justa de este conflicto en el escenario internacional, y demuestra que Lula no está dispuesto a tolerar la nueva situación hondureña.

La vuelta de Zelaya ha animado a la resistencia del pueblo hondureño, que lleva tres meses de movilización permanente contra la dictadura de Micheletti y por la convocatoria de una nueva Asamblea Constituyente, pero también la represión del gobierno de facto se ha intensificado con más heridos y muertos, y con la declaración de estado de sitio permanente.

La vuelta de Zelaya, acosado en la embajada brasilera, pero plantado en medio del escenario político hondureño, ha acelerado la búsqueda de soluciones y salidas al conflicto, aunque estas estén sin duda llenas de contradicciones.

Hay quien piensa que este conflicto terminará bien para Zelaya y la democracia hondureña con Micheletti, Billy Joya y algunos ministros más en un avión rumbo a alguna parte. Hay quien no ve salidas y piensa que en Honduras espera un baño de sangre.

Hay quien entiende que la salida es una negociación entre los golpistas para la reposición de Zelaya, pero renunciando a la convocatoria de Asamblea Constituyente y al enjuiciamiento de los militares golpistas. Esta última opción, reedición de las negociaciones de San José, corren el peligro de distanciar al pueblo hondureño de su presidente legítimo Mel Zelaya, pues garantizar a los golpistas la impunidad y renunciar a la constituyente, no será aceptado nunca por el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado.

Tampoco pueden ser aceptadas, ni por Zelaya ni por el pueblo, las elecciones convocadas por los golpistas, que serían ‘truchas’ a todos los efectos, y solo podría aceptarse la reposición del presidente Zelaya y una nueva convocatoria de elecciones libres y limpias. Esto solo será aceptado por los golpistas si su debilidad aumentara, y para ello la presión internacional y la interna serán decisivas. Con su vuelta, Zelaya ha obligado a todo el mundo a posicionarse y se ha extremado el conflicto.

La salida es bien difícil, y el conflicto ha mostrado las contradicciones en ambas partes. En el Frente, un sector minoritario solo ve salida en el recurso, legítimo a la lucha armada aunque la mayoría apuesta por la movilización social pacífica permanente.

Hay también quien piensa que Zelaya acabará negociando cosas innegociables, y apuestan por la conversión del frente social en un frente político encabezado como candidato a la Presidencia de la República por un líder totalmente incontestable, Carlos Humberto Reyes. Se trata de uno de los portavoces de la resistencia con una trayectoria impecable de toda una vida de lucha social, sindical y política, que era ya se había convertido en el hombre de Zelaya en las relaciones con los gobiernos revolucionarios de América Latina y para las relaciones con el ALBA.

Hay quien piensa también que bastaría una llamada de Obama a Micheletti para que se terminara el conflicto de una vez, aunque también hay analistas que piensan que el golpe de estado fue en parte también un golpe contra Obama. Estar en el vértice del poder del imperio no es tener el poder, y los halcones de la guerra fría, los republicanos como John Negroponte, Hugo Llorens u Otto Reicht determinan todavía desde el Pentágono la política de EEUU para América Latina. Alguno de ellos incluso sigue siendo asesor de Hillary Clinton.

En las recientes elecciones en El Salvador y Nicaragua y ante las previsibles victorias de Daniel Ortega y Mauricio Funes los EEUU anunciaron que bloquearían el envío de remesas de los emigrantes y que sacarían las empresas y las inversiones en esos países como forma de presión para evitar su triunfo electoral. Así mismo, anunciaron la eliminación de la ayuda militar y de la cooperación de la USAID, así como nulos préstamos del FMI y de la banca internacional. Nada de esto ha sido usado por el gobierno de los EEUU contra Micheletti.

Las causas del Golpe
La resolución de la crisis será muy compleja, porque las causas del golpe son muy pesadas, recordaremos aquí algunas para entender los grandes intereses en juego. Una, muy importante, fue la decisión anunciada por Zelaya a Bush en sus últimos días en el poder, de convertir la base militar «Soto Cano» en una base comercial y civil. Desde esta base, los EEUU habían dirigido la contrainsurgencia centroamericana, la ‘Contra nicaraguense’ y los escuadrones de la muerte responsables de miles de asesinatos y desapariciones en El Salvador, Guatemala o Nicaragua. Después de que Rafael Correa echara el cierre a la base militar USA de Manta (Ecuador) los EEUU no iban a renunciar a la base que garantiza el control de centroamérica y su capacidad de intervención en ella. También el triunfo del FMLN en El Salvador y del FSLN en Nicaragua hacía preveer una oportunidad para la izquierda y una aprobación de la consulta sobre la constituyente.

El descubrimiento de petróleo en la costa y el mar de Honduras, es otra de las razones, menos conocidas, del golpe militar. La firma de acuerdos con Petrocaribe, aunque eran de abastecimiento (con intereses bajos y créditos a largo plazo) había alarmado a las transnacionales yankys, alguna de las cuales ya había perdido su concesión con Zelaya, así como los acuerdos firmados con Cuba en el marco del ALBA para la venta de medicinas y genéricos a bajo precio, dañaban también los intereses de algunas transnacionales farmaceúticas.

El giro a la izquierda del gobierno se había enfrentado ya durante meses a la oligarquía nacional por cuestiones de política social o por el aumento del salario mínimo. Pero su alianza con sectores populares y la firma de la incorporación de Honduras al ALBA el pasado 25 de agosto de 2008, había asustado a los propietarios y terratenientes de Honduras, quienes planificaron el golpe junto a un ejército que aún sigue instalado en la guerra fría y ha sido entrenado por décadas en la Escuela de las Américas.

Hugo Llorens y los EEUU dieron el visto bueno. Es secundario si Obama lo sabía o lo autorizó. Es muy posible que no, y que también aquí hubo un golpe contra el desde el poder real estadounidense. Pero sí es relevante que no despliegue ahora todo el poder que tiene el imperialismo para resolver el conflicto, el poder que cuando uno es el presidente de los EEUU está concentrado en un teléfono que puede o no usarse, por ejempo, para llamar al gobierno ‘de facto’ y acabar con el golpe y con la represión.

Pero también el golpe es un experimento: para ver la resistencia de los pueblos y de la comunidad internacional a un nuevo modelo de golpe de estado preventivo, blando (sin mucha sangre, dados los tiempos), pero que puede ser un nuevo instrumento, un nuevo modelo de aplicabilidad -de consolidarse- para intervenir cuando los procesos de determinados pueblos y países no son convenientes a los intereses de los poderosos y de los EEUU.

Se aplica el golpe balndo y se reconducen después las cosas para evitar el crecimiento y el reforzamiento del Bloque Regional de Poder en que se ha convertido la izquierda latinoamericana y para evitar procesos de cambio revolucionarios en más países, o para reconducirlos en los ya consolidados. En este sentido, el golpe en Honduras es también un golpe contra el ALBA y contra la integración política y económica latinoamericana.

¿Es o no es un aviso para los pueblos decirles que si persiguen Asambleas Constituyentes como las de Venezuela, Ecuador, Bolivia, que han dado impulso a procesos de cambio profundos que están extendiendo la realización y extensión de los derechos humanos para los ciudadanos y los pueblos, encontrarán golpes de Estado, y que estos seguirán siendo válidos?

¡Solidaridad con el pueblo de Honduras en Lucha! ¡Por la vuelta de la Democracia y del Presidente Zelaya! ¡Por la Asamblea Constituyente!

* Secretario de Solidaridad Internacional y Derechos Humanos de IU