El fenómeno de la corrupción está íntimamente ligado al modelo productivo dominante en España en estos últimos años, en donde algunas políticas desplegadas en los ámbitos municipales, autonómicos y central, no han hecho nada más que abonar este hecho, poniendo en grave peligro la democracia y alejando a los ciudadanos de las instituciones. Los costes sociales y medioambientales que conlleva son y serán soportados por la mayoría de la ciudadanía actual y futura.
Son numerosísimos los ejemplos de corrupción en nuestro país. Algunos de ellos han saltado a la opinión pública, mientras que muchos otros no han tenido ninguna trascendencia.
Pero una característica común a todas ellas, y que se encuentra instalada en la opinión pública, es el de la impunidad de sus autores.
Ante esta situación, la imagen de pasividad de los poderes públicos frente a la corrupción, a la ciudadanía no le queda otra salida que rebelarse, levantar su voz contra la injusticia, y exigir que se adopten las medidas necesarias para evitar la «berlusconización» de la política española.
Izquierda Unida ha llevado al Congreso de los Diputados 48 propuestas para combatir la corrupción, con la pretensión de aunar las voluntades del resto de las formaciones políticas. Pero ello no será posible sin que estas fuerzas políticas sientan el aliento del pueblo, sin que comprueben que la ciudadanía no permitirá por más tiempo como los imputados entran y salen de la cárcel, sin cumplir condenas y sin que devuelvan las inmensas fortunas que han acumulado con este tipo de prácticas. Endurecimiento de las penas, la agilización de los procesos judiciales y el establecimiento de responsabilidades para los bancos que permitan o colaboren en estafas o fraudes son algunas de las mediadas que se deben tomar.
Por ello, el Partido Comunista de España lanzó una propuesta a Izquierda Unida para que creara una plataforma que fuera altavoz de todas aquellas asociaciones, sindicatos, colectivos y personas a nivel individual que articulara a la sociedad civil frente a la corrupción y exhibiera su absoluto rechazo.
En este marco, para escenificar esta hartura, y como primer paso para que las fuerzas políticas pongan los medios necesarios que eviten que la corrupción anide en ellas o en las Administraciones Públicas, y en defensa para que se adopten políticas claramente combativas contra la corrupción, se ha organizado una marcha ciudadana contra la corrupción y por la democracia.
Por todo ello, porque es de justicia, y porque la democracia española lo necesita, se hace un llamamiento a todas las asociaciones, sindicatos, colectivos y ciudadanos y ciudadanas en general, para que apoyen y participen en la marcha, y que sean representación de una sociedad que no soporta y no calla ante la injusticia, no resignándose a ser los paganos de las fortunas que se amasan a través de prácticas corruptas.