«Ya nada será igual, si sabemos abrirle paso a la nueva normalidad necesaria. La normalidad de la gente imprescindible, esa que cuelga sus banderas en los cordeles de la calle. Detrás suele haber mujeres incansables en la guerrilla diaria de vivir. El mundo siempre ha sido una epidemia para ellas. Una pandemia. Por eso cuelgan sus banderas, las banderas de la unidad popular, las banderas de (frente al estado oficial) el estado real. Siempre han estado ahí, secándose al sol de los pobres. Pero nadie las percibía. Y lo que pasa ahora es que se ven, ondeando al aire el blanco refulgente de las banderas de paz, de las banderas de las mujeres cuidadoras, imprescindibles y visibles a partir de ahora. Cuidadoras de todos los países, uníos. Si vosotras os unís el sistema se echará a temblar.»
Las banderas de las imprescindibles cuidadoras
