El 3 de julio, en la campaña de lavado de imagen de la monarquía, Felipe y Leticia acudieron a la Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia para la entrega de los premios de Innovación y Diseño, de carácter nacional.

Es de dominio público que la monarquía borbónica reinstaurada por el franquismo vive una de sus horas más bajas y ha entrado en una profunda crisis, debido a la intensa ola de corrupción que durante ésta última década viene salpicando a la institución y que, lejos de mejorar, empeora cada vez más. Últimamente con el escándalo de las comisiones sauditas del rey emérito.

De hecho, en esta pequeña gira, que busca un lavado de imagen, lejos de darse un baño de multitudes – ni los medios se han hecho demasiado eco de los eventos – la participación ciudadana es más que minoritaria, lo que demuestra la poca credibilidad que afortunadamente tiene la Casa Real. Casi en secreto se llevó la visita de los reyes a Valencia, a tal punto que para recibir a la comitiva apenas se habían concentrado entre 100 y 150 personas, en su mayoría mujeres y niños, que más que en partidarios de la monarquía hacían pensar en las mujeres e hijos de los policías que cubrían la seguridad del acto.

Un grupo de entre quince y veinte personas de nuestros colectivos decidimos acudir al acto para, en el ejercicio del democrático y constitucional derecho ciudadano a manifestar nuestra opinión, presentarnos en la recepción para, de manera pacífica, protestar ante la opinión pública por el mal comportamiento y la impunidad con que actúa la monarquía. Nada más llegar, fuimos el punto de mira de los agentes del orden que nos obligaron a retroceder entre 50 y 60 metros de la primera línea, protegida por la policía. Desde esa distancia y al llegar la comitiva, sacamos nuestras tricolores dispuestos a recibir a los reyes como se merecen pero siempre de manera pacífica. Y, mientras un compañero entonaba las notas del Himno de Riego con su dolÇaina, comenzamos con nuestra protesta – quince personas tampoco pueden hacer mucho ruido -: Els valencians no tenim rei, Viva la República.

La policía no respetó nuestro derecho de manifestación

La respuesta policial fue inmediata, más parecían la guardia pretoriana que acompaña a los tiranos. Se abalanzaron violentamente contra nuestro grupo, quebrantando nuestro derecho de manifestación y opinión, forcejeando para tratar de quitarnos las banderas sin conseguirlo, ante el estupor de la prensa y los vítores al rey y los insultos hacia nosotros por parte de los monárquicos. Por lo pacífica que era nuestra protesta y lo lejos que estábamos de la primera línea, si no es por el alboroto formado por la policía habríamos pasado desapercibidos. Sin embargo, conseguimos un amplio eco informativo ya que todos los medios fueron testigos de lo sucedido. Una vez que pasó la comitiva real y cuando nos disponíamos a marcharnos, procedieron a retenernos a un grupo de trece republicanos, llevándonos a un apartado furgón policial de las inmediaciones. Así, sin ningún tipo de explicación y haciendo gala de una prepotencia exagerada, nos tuvieron más de una hora retenidos de manera ilegal. Preguntamos cuanto tiempo nos iban a tener retenidos y su contestación fue bastante escueta (“el que haga falta”) y cuál era el motivo de esta retención ilegal, a lo que no respondieron.

Cuando finalmente nos devolvieron la documentación y nos permitieron marchar nos, acompañaron a una salida alejada del recinto. Íbamos literalmente rodeados por una veintena de policías y el furgón. Parecíamos la comitiva monárquica. A pesar de estar muy cerca de una parada de autobús, nos obligaron a andar en dirección contraria, hacia el barrio de Nazaret en las afueras, lo que nos obligaba a dar un rodeo de al menos 4 kms, impidiéndonos volver al centro antes de las 21 h, bajo la amenaza de ser detenidos y trasladados a comisaría.

Queremos denunciar públicamente el trato vejatorio y la discriminación a la que fuimos sometidos por la violenta actuación policial, así como también lo selectiva y parcial que es la Ley de Seguridad Ciudadana o Ley Mordaza, que viola los derechos democráticos de reunión, manifestación, expresión, circulación… Una ley que puede, por ejemplo, hacer una petición fiscal para una iaiaflauta de cuatro años de prisión por responder verbalmente a una agresión verbal de unos fascistas. Y en cambio calla ante otras muchas acciones de la extrema derecha, como en el reciente episodio de odio protagonizado por la candidata de VOX a un ayuntamiento andaluz, burlándose públicamente del asesinato de nueve mujeres por los falangistas durante la Guerra Civil.

Sirva pues nuestra denuncia para exigir la inmediata derogación de la Ley Mordaza por anticonstitucional y antidemocrática, así como acabar de inmediato con la inmunidad de la jefatura del Estado y la convocatoria de una vez por todas de un referéndum vinculante sobre la forma de Estado que quiere la ciudadanía. La jefatura del Estado no debe estar subrogada a herencias, eso es un absoluto anacronismo democrático. En democracia los cargos públicos han de ser electos, no impuestos ni heredados. En España llevamos más de ochenta años sin elegir al jefe del Estado y pensamos que ya va siendo hora de que así sea. Somos una democracia madura que no necesita tutelaje real.

Por los Derechos y Libertades Democráticos, por los Derechos Humanos, ¡Viva la República!

Ilustración: Juan Kalvellido

Secretario y presidente de la Coordinadora d’Associaciòns per la Memòria Democràtica del País Valencià