No fue una improvisación que se decidiera comenzar el mitin central de la fiesta del centenario del PCE con un homenaje a su militancia. En el escenario, junto a los familiares de Julio Anguita y los dirigentes que iban a tomar la palabra a lo largo del acto, se sentaron en primera línea representantes del activo del partido propuestos por las organizaciones territoriales. Militantes con diferentes perfiles, edades y trayectorias que simbolizan el compromiso y el esfuerzo para sacar adelante el proyecto común del comunismo en España.
Como se enfatizó en la presentación al inicio del acto, nada hubiera sido posible, nada es realizable ni nada será alcanzable sin el compromiso individual de quienes deciden dedicar una parte de su vida a hacer que las organizaciones funcionen a todos los niveles, que los locales se abran, que los carteles se peguen, que en las manifestaciones estén nuestras banderas, que Mundo Obrero se distribuya, que se difundan en las redes nuestras posiciones. Las formas han cambiado con el tiempo, la esencia de lo que significa la militancia no.
La misma fiesta del PCE no se concibe sin el aporte militante de miles de personas. Es una seña de identidad, marca de la casa. Ningún partido organiza algo similar ni podría hacerlo. No tiene que ver con la calidad de las instalaciones o la propaganda desplegada para darla a conocer. Es la expresión de una forma de entender el compromiso y aportar lo que cada uno sabe o es capaz de abordar: desde preparar unas buenas sardinas, a garantizar la seguridad de las actividades o presentar un libro.
Pero homenajear a la militancia tiene un significado más profundo. Forma parte de una de las concepciones que se debaten en la disputa ideológica con el conservadurismo y el liberalismo actuales. Reivindica el valor de las organizaciones, de la movilización, de lo colectivo en los avances sociales. Que nadie lo dude, también los derechos y libertades, la enseñanza pública, la sanidad accesible para la mayoría, que existan espacios municipales donde antes había eriales, como el auditorio Miguel Ríos donde se desarrolló el acto central de la Fiesta, son el resultado de la acción militante. Los privilegiados no cedieron nada ni hay garantía de mantener lo que se ha conseguido hasta ahora sin organización social y política. El individualismo va de la mano con el afán de desprestigiar a los sindicatos y al asociacionismo o de acabar con la militancia política.
La militancia supone un esfuerzo. Muchos sacrificios. En la presentación del acto de la fiesta se quiso recordar expresamente a Juana Doña, a Luis Lucio Lobato, a Josefina Samper o a Simón Sánchez Montero. Son militantes conocidos que nos emocionan con su recuerdo, como lo hacen las historias de miles de comunistas anónimos en su ámbito familiar y profesional. Defendamos y cultivemos su legado. Porque sus memorias nos muestran también como la militancia es una oportunidad y un aprendizaje permanente, un proyecto compartido donde la amistad y el compañerismo van de la mano. Sobre todo nos enseñan la posibilidad de cambiar nuestro entorno. El fatalismo y la resignación no riman bien con militancia.
Lo de Unidas Podemos es mucho más que el nombre de una candidatura para las elecciones. Es nuestra propia historia. A quienes quieren que todo siga igual les sobra la militancia, les estorba la organización social y, en especial, los comunistas. Por eso no dudaron en intentar hacernos desaparecer Ilegalizando al PCE en tres ocasiones y sometiéndolo a una dura persecución. ¡Y las ganas que tienen de volverlo a hacer! Pero si el comunismo sigue siendo una realidad lo es por su arraigo social, porque detrás del proyecto hay personas que lo defienden y lo construyen a diario.
A veces el ruido de los medios de comunicación hegemónicos, la tendencia patológica al canibalismo en las disputas internas o la presión de coyunturas desfavorables pueden debilitar el ánimo de la militancia. Aprovechemos el centenario del Partido Comunista de España para mirar en perspectiva, hacia atrás y para adelante, y reivindiquemos la materia y la idea prima que nos hace invulnerables. El próximo domingo 14 de noviembre cerraremos las actividades del centenario con actos que se celebrarán de manera simultánea en muchas localidades de España. Una oportunidad para mostrar un partido vivo y quienes lo alimentan.
Angelita Cueva Fonseca
PORQUE FUERON, SOMOS
Participaron en representación de los territorios Julián Rebollo Cuéllar, José María Martínez Marco, María Pilar Sierra Roma, Sergio Buiza, Frede Calvo, Aldemiro Tendeiro Colaço, Maruja Ruiz Martos, Manuel Peña Rey Bouzas, Miguel Angel Pérez Domínguez, Antonio sastre López, Trinidad Espinosa Miras, Pedro Membibres, Juana Clavero Molina y Angelita Cueva Fonseca quien, en representación de todos ellos, escribió estas palabras de saludo: “Estamos aquí recordando a nuestros camaradas, hombres y mujeres, que dieron parte de su vida por sus ideales. Sufrieron cárcel, torturas y el alejamiento de sus familias. Ideales transmitidos por Pepe Diaz, «Pasionaria» (nuestra voz inolvidable), Julio Anguita y tantos otros… Su vida era el Partido. El Partido con mayúscula, porque cuando en este país hubo que luchar para defender la democracia, la libertad y la justicia social, solo había un partido, el PCE, el que luchó en la clandestinidad y al que hoy homenajeamos en su centenario. Que emoción sentirían estando hoy aquí, con todos nosotros en el acto más importante de la Fiesta del Partido, a la que tantas y tantas veces acudieron. ¡Viva PCE y viva su militancia!”.
Responsable de la Comisión Preparatoria del Centenario del PCE