El responsable de la Secretaría de Relaciones Internacionales del PCE, Manu Pineda, fue nombrado Embajador para el retorno del pueblo palestino. El dirigente desarrolló una intensa agenda de trabajo en Líbano, donde ratificó el compromiso inquebrantable del PCE con el pueblo palestino.

Un total de ocho personalidades de la solidaridad internacional, la política, la cultura y los medios de comunicación recibieron el 30 de mayo, en Líbano, la distinción de Embajadores al retorno palestino. Una distinción que busca visibilizar la lucha del pueblo palestino y denunciar la ocupación y el régimen de apartheid israelí.

Pineda fue voluntario durante más de tres años en la Franja de Gaza, donde vivió como escudo humano dos guerras, y ha desarrollado una intensa labor en el seno del movimiento de solidaridad internacional, fundando junto a otros camaradas la asociación Unadikum. Los organizadores del evento destacaron su “probado compromiso y solidaridad con la causa palesitna”.

Junto a Pineda fueron premiados la cubana Aleida Guevara, hija de Ernesto Che Guevara; el tunecino Ghassan Ben Jeddou, director del canal panárabe Al Mayadeen; el abogado sudafricano Mandla Mandela, nieto de Nelson Mandela; el escritor indio Tushar Gandhi, bisnieto de Mahamat Gandhi; además el comentarista deportivo argelino Hafeez Daraji; el músico bahreiní Hussain al Akraf y el cantante libanés Moeen Shreif.

Durante su intervención, el dirigente comunista calificó de “orgullo y responsabilidad” el recibir una distinción por una causa que ha “vertebrado mi vida personal y militante”. Pineda recordó la Nakba como el inicio de un genocidio que se prolonga ya 75 años. Además, enfatizó que la “barbarie israelí” solo es posible por la “connivencia y el apoyo occidental”, especialmente de EEUU y la Unión Europea.

El responsable de la Secretaría Internacional del PCE ha sido vetado por las autoridades israelíes, que hasta en dos ocasiones han impedido su acceso al territorio palestino pese a viajar en calidad de Presidente de la Delegación del Parlamento Europeo para las relaciones de la Unión Europea con Palestina. Al respecto, aseguró que “el sionismo prohibió mi ingreso porque no pueden permitir que nadie vea y denuncie lo que allí ocurre. Mientras este veto tenía lugar la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, era recibida en la Kneeset y aseguraba que Europa e Israel tenía proyectos compartidos en los que trabajar. Pues yo digo NO, los pueblos de Europa no comparten el proyecto de exterminar al pueblo palestino, no compartimos nada con un régimen genocida que expulsa a un pueblo nativo de su patria y quiere hacerlo desaparecer de la faz de la tierra”.

Renovado compromiso con organizaciones hermanas

El viaje a el Líbano también sirvió para reforzar los lazos entre el PCE y organizaciones hermanas como el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Partido Comunista Libanés (PCL).

En el encuentro con el FPLP, Manu Pineda pudo analizar junto a su homólogo, el responsable de relaciones internacionales, Maher Al-Taher, el contexto geopolítico internacional y regional. La reunión también sirvió para “renovar el compromiso del PCE para acabar con la ocupación de Palestina y garantizar el derecho al retorno de los refugiados palestinos tal y como reconoce la resolución 194/48 de Naciones Unidas”.

En términos parecidos se desarrolló el encuentro con miembros de la dirección central del PCL, quienes trasladaron la compleja coyuntura que vive el Líbano. Ambas organizaciones coincidieron en denunciar el rol desestabilizador de Israel en la región y la necesidad de impulsar un nuevo orden internacional basado en el multilateralismo, el beneficio mutuo y la soberanía de los pueblos, frente a los que propugnan un orden internacional dominado por el imperialismo estadounidense con su nueva versión de la Guerra Fría.

Entre las actividades realizadas también tuvo lugar una visita al histórico campo de refugiados palestinos de Ain al-Hilweh, uno de los primeros asentamientos creados tras el inicio de la Nakba en 1948. El campo goza de un gran simbolismo por haber sido el escenario de varios combates durante 1982, cuando las fuerzas israelíes atacaron la zona, siendo repelidas y frenadas por las organizaciones palestinas. El evento contó con la presencia de las principales facciones palestinas, una muestra de unidad y determinación que fue celebrada por los organizadores.

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